Al contrario de lo que ha sido habitual en otros periodos de endurecimiento de la política monetaria, los impagos de los créditos bancarios no han aumentado en los últimos tres años pese a la inéditamente rápida y voluminosa subida de los tipos de interés oficiales con que el Banco Central Europeo (BCE) trató de frenar la espiral inflacionista provocada por el fin de la pandemia y la guerra de Ucrania. Muy al contrario, el saldo de préstamos morosos de los hogares españoles bajó en 6.062 millones de euros y un 24,4% durante dicho periodo, hasta caer al cierre de septiembre a 18.789 millones de euros, según datos recientes del Banco de España. La tasa de morosidad de las familias, así, está en 2,97%, el mismo nivel que a finales de 2022, cuando alcanzó la cota más baja desde el estallido de la burbuja inmobiliaria al cierre de 2008.

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