Con los pies entrando en contacto con la fría arena de la playa de Las Canteras y la tabla debajo del brazo, la zona de la Cícer es cada día el epicentro del surf en la isla de Gran Canaria. Sin importar el clima, decenas de personas se reúnen para evadirse un poco de la realidad a la vez que practican un deporte en el que se entregan en cuerpo y alma para torear las olas en una cita con ellos mismos. Una actividad abierta a todo tipo de personas, incluso a las que sufren autismo de grado uno y a partir de los ocho años gracias al trabajo en conjunto de la Asociación Sólo Surf, junto a la Asociación Mi Hijo y Yo y la escuela de surf OceanSide. Con el deporte como efecto inclusivo y el surf como terapia para el autismo tanto para los padres como para los propios protagonistas, echa a andar el proyecto SurFedAUT, que ha llenado de ilusión y esperanza el futuro de todas estas personas.
Encontrar la felicidad en el mar
Maisán Hernández es una de las chicas que ha tenido la oportunidad de iniciarse en el mundo del surf. A sus 18 años ha encontrado en el mar su rato de felicidad, en el que ha visto cómo su desarrollo se ha visto impulsado. Su padre, Juan José Hernández, también lo tiene claro a la hora de ser cuestionado por SurFedAUT. «Las actividades le vienen bien, sobre todo para la integración con personas que no conoce y eso son desafíos para ella», explica. Cuando le toca ir a la playa a practicar las habilidades aprendidas en cada una de sus clases adaptadas, Maisán prepara sus cosas para enfrentarse a un reto en el que al superar cada uno de los escalones siente una retroalimentación. «Al ver que lo logra, coge estima y su felicidad aumenta, haciéndonos a nosotros partícipes de ese estado de ánimo», señala su padre Juan José Hernández.
María González, fundadora y presidenta de la Asociación Mi Hijo y Yo, utiliza el término «surf terapia» para referirse a este proyecto, haciendo hincapié en los profesionales que hay detrás de esta iniciativa. «El manual SurFedAUT está compuesto por profesionales de la psicología y formado por personas especialistas en el autismo, lo que hace que la experiencia sea mucho más agradable tanto para padres como para los propios protagonistas», indica González. Utilizando el contexto de la playa como efecto terapéutico y con el principal objetivo de buscar el bienestar de las familias de la Asociación, María González asegura la importancia de esta población «que percibe el mundo de una forma diferente pero que quieren hacer una actividad como cualquier otra persona».
Tanto desde la Asociación, como los colaboradores y los padres de las personas con autismo partícipes en este proyecto, coinciden en la importancia del deporte a la hora de mejorar la salud mental. La acción de levantarse, relacionarse, que otras personas vean lo que están haciendo y ser visibles a todos son componentes importantes en una actividad en la que ponen a prueba la relación entre la parte social, física y mental.
El surf y el autismo
Jorge Falcón es otro de los alumnos de esta prueba piloto. Aunque ahora tiene 14 años, comenzó a sumergirse en el mundo del surf cuando tan solo tenía siete debido a su amor por todos los deportes relacionados con el mar. Su padre, Julio Falcón, hace una comparativa entre este deporte de agua y el autismo, asegurando que ambas cosas se ven relacionadas. «Esto es como el autismo, cuantas más terapias acudes más mejoras, no hay otra ciencia. Con el surf es igual, mejoras con la práctica y es lo que le ha pasado a Jorge, que lo que comenzó como una actividad cualquiera se ha convertido en uno de sus deportes favoritos», apunta Falcón.
Aunque este proyecto de momento está únicamente disponible para personas con autismo de grado uno y a partir de los ocho años, Jesús Borrego, director técnico y cofundador de la Asociación Sólo Surf, argumenta que la idea ha sido ir paso por paso para después dar el paso de gigante. «La idea es terminar de formar tanto a los monitores como a las familias, capacitarles de cómo actuar en cada caso y desarrollar sesiones programadas. Después, el proyecto dejará el manual de uso a disposición de las empresas para que lo acojan como medida y lo desarrollen. Más adelante, lo presentaremos para personas con autismo en grado dos, tres e infancia para que las familias tengan los recursos que merecen», sentencia.
Un proyecto ambicioso en el que se unen varios elementos para poner en valor la inclusión, el deporte y el surf como terapia. Un equilibrio sobre la tabla para torear las olas que llegan y aprender desde otra perspectiva el juego de la vida: surfear los problemas y esperar a que la tormenta pase.