Con los pies entrando en contacto con la fría arena de la playa de Las Canteras y la tabla debajo del brazo, la zona de la Cícer es cada día el epicentro del surf en la isla de Gran Canaria. Sin importar el clima, decenas de personas se reúnen para evadirse un poco de la realidad a la vez que practican un deporte en el que se entregan en cuerpo y alma para torear las olas en una cita con ellos mismos. Una actividad abierta a todo tipo de personas, incluso a las que sufren autismo de grado uno y a partir de los ocho años gracias al trabajo en conjunto de la Asociación Sólo Surf, junto a la Asociación Mi Hijo y Yo y la escuela de surf OceanSide. Con el deporte como efecto inclusivo y el surf como terapia para el autismo tanto para los padres como para los propios protagonistas, echa a andar el proyecto SurFedAUT, que ha llenado de ilusión y esperanza el futuro de todas estas personas.

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