Primero fue una carta de investigadores principales y jefes de grupo. Después, un manifiesto al que se están adhiriendo ayudantes de investigación, técnicos o personal de administración. Ahora, los trabajadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) descontentos con la gestión de su directora, María Blasco, han lanzado CNIO First, donde siguen recabando firmas para pedir su cese.

«Somos un grupo de personas muy preocupadas por la situación del CNIO», afirman, acusando a la actual directora (lleva desde 2011 en el cargo) de haber pasado «del ‘se hace porque lo digo yo’ al ‘nunca se hizo’ por miedo a su cese».

Se refieren a pasar de no dar la cara ni justificar ninguna decisión a «convocar una asamblea multitudinaria donde leer un manifiesto personal lleno de medias verdades y mentiras plenas».

Los autores de la carta se refieren a una reunión extraordinaria con la plantilla del centro celebrada el pasado jueves donde Blasco y sus vicedirectores (Óscar Llorca y Óscar Fernández-Capetillo) trataban de capear el temporal de informaciones y acusaciones que ponen la gestión de la actual directora en el ojo del huracán.

Las informaciones, primero sobre CNIO Arte, la iniciativa para que artistas crearan obras expresamente para que el centro pudiera venderlas y obtener un beneficio, y luego sobre los problemas económicos del centro y las acusaciones de abuso de poder, acoso y violencia psicológica en el centro, han puesto a Blasco en una situación difícil.

El patronato del centro suspendió el programa CNIO Arte y pidió sendos informes a la dirección científica y a la gerencia para analizar con profundidad la situación del centro. El próximo 29 de enero se reunirá para tomar una decisión, pero fuentes a las que ha tenido acceso EL ESPAÑOL señalan que es posible que se adelante.

Mientras tanto, los trabajadores del centro redoblan la presión contra la directora. «María Blasco niega que cobre cantidades indebidas y se escuda en que cobra lo que dice su contrato», señalan en el manifiesto, «pero se olvida decir que su contrato es un documento ilegal firmado por ella y la entonces Secretaria de Estado [de Investigación, Carmen Vela] con informe contrario del abogado del estado, que además ella ocultó».

Sobre CNIO Arte, el manifiesto señala que es «técnicamente cierto» que no se dedica dinero destinado a la investigación para comprar obras de arte, pero que «se entregó una cantidad menor a los autores de dichas obras para que las hicieran y luego pudieran donarlas, lo que presuntamente les permitirá deducir su valor teórico (nunca se hizo un peritaje) en la declaración de Hacienda».

También recuerda que el «más del millón de euros de dinero público que María Blasco dedicó a CNIO-Arte» fue destinado no a la compra de las obras sino a «pagar sueldos a personal dedicado a la promoción artística ocupando plazas que tanto los Estatutos como el sentido común dicen que deberían haber sido para investigadores científicos».

Por otro lado, el manifiesto acusa de «burdo truco para seguir cobrando más de 200.000 euros al año» el sistema de reparto de regalías propuesto por la directora, pues «no se basa en beneficios ni en ingresos de explotación de patentes».

Además, señalan la caída de la producción científica desde 2012 y la pérdida de posiciones en los rankings internacionales de instituciones académicas de investigación biomédica como Scimago o Nature Index.

El documento, al que se puede adherir cualquiera, explica que los ingresos del CNIO han pasado de 55 millones de euros a «tan solo 43 millones, es decir, casi la mitad de cuando la nombraron directora», pues contando la inflación le corresponderían al centro unos 70 millones.

«No es difícil de entender que las instalaciones y equipamiento del CNIO se hayan quedado ya obsoletos gracias a su pésima gestión, algo que ella solo achaca a la falta de financiación del Ministerio [de Ciencia]».

Por último, acusan a la actual directora del CNIO haber sido seleccionada para el puesto «tras haber quedado la número 10 entre diez candidatos que optaban al puesto, lo que causó no solo la dimisión del Comité de Selección Internacional sino el tener que crearse una nueva convocatoria que ni siquiera pudo hacerse pública para que no concurrirá [sic] ningún candidato que no perteneciera al CNIO».

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