Tras la llegada de los restos mortales de Rafael Altamira y su esposa, Pilar Redondo, desde México el pasado mes de diciembre al cementerio de El Campello, el Ayuntamiento planea trasladarlos a un monumento funerario que actualmente se encuentra en construcción dentro del camposanto, el cual también albergará a los padres y abuelos del historiador.
La fecha escogida para la inhumación será el próximo 10 de febrero, coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Altamira. Según fuentes municipales, este día supondrá el cierre de un proceso de 36 meses, «fundamentalmente burocrático» que ha permitido la exhumación del matrimonio en el cementerio de Ciudad de México y su repatriación a España.
El proyecto, considerado un ejemplo de cooperación institucional, ha contado con la implicación de numerosas entidades. El Ayuntamiento de El Campello, la Generalitat Valenciana, el Consulado General de España en México y la Diputación Provincial de Alicante, junto con la familia directa de Altamira, han unido esfuerzos para cumplir con el deseo del jurista de descansar en «el pueblo de sus amores».
La intervención del Consulado fue crucial para asegurar la repatriación de los restos. La Generalitat Valenciana, por iniciativa del presidente Carlos Mazón, asumió los gastos de exhumación y traslado hasta el aeropuerto de Barajas. Desde allí, el Ayuntamiento de El Campello, liderado por Juanjo Berenguer, se encargó de trasladar los féretros hasta Alicante y lleva adelante la construcción del monumento funerario. Por su parte, la Diputación Provincial de Alicante, presidida por Toni Pérez, organiza la ceremonia de inhumación, en la que se espera la asistencia de destacadas figuras políticas, académicas, juristas y pedagógicas de toda España, según han avanzado desde el Ayuntamiento de El Campello.
Relevancia internacional
Rafael Altamira (1866–1951) destacó por su papel como humanista, jurista y pedagogo, siendo dos veces propuesto para el Premio Nobel de la Paz. Su legado incluye haber sido uno de los redactores del Tribunal Internacional de La Haya, institución en la que desempeñó un papel fundamental. En 1920, fue elegido miembro de la Comisión de Juristas encargada de redactar el anteproyecto del Tribunal Permanente de Justicia Internacional, hoy conocido como Tribunal Internacional de La Haya. En 1921, fue nombrado juez titular del tribunal, cargo que ocupó durante tres mandatos consecutivos hasta 1940.
El impacto de Altamira en la esfera internacional quedó reflejado en las numerosas distinciones que recibió a lo largo de su carrera. Entre ellas destacan la Gran Cruz de la Orden de Alfonso XII, la Gran Cruz de la Orden del Mérito Naval, el título de Caballero de la Gran Cruz de la Orden de la Corona de Italia, y reconocimientos de países como Bélgica, Francia, Checoslovaquia, Perú y Estados Unidos. Además, fue distinguido con múltiples doctorados honoris causa por universidades de América, Europa y Asia, como Cambridge, París, Columbia y La Plata.
En el ámbito local, Rafael Altamira ostenta los títulos de hijo adoptivo de El Campello, Sant Joan d’Alacant, Sant Vicent del Raspeig, Elche, e hijo predilecto de Alicante. Este reconocimiento refleja el aprecio de las localidades alicantinas por el legado de uno de sus hijos más ilustres.
Un nuevo comienzo
El acto, programado para el 10 de febrero, dará inicio a las 11:00 horas y estarán marcados por la solemnidad y la presencia de importantes personalidades. Sin embargo, según ha anunciado el alcalde Juanjo Berenguer, este evento no será un punto final, sino el comienzo de un esfuerzo continuado para difundir y poner en valor la figura de Rafael Altamira. «Queremos que este sea el inicio de un proceso para dar a conocer la vida y obra de un humanista que ha regresado a casa, tal y como era su deseo», afirmó el alcalde.
Según el Consistorio, en los próximos días se den a conocer más detalles sobre el programa de la ceremonia, así como las actividades destinadas a preservar y destacar el legado de Altamira.
