Muchas cámaras a la puerta del cuartel general de los socialistas andaluces, aplausos a la llegada, muchos besos en la puerta, más aplausos, más besos. Un recibimiento a la altura de los días grandes. «Es que es un día grande«, apuntaba una parlamentaria andaluza defensora, hasta hace nada, del liderazgo de Juan Espadas, presente en la sala central de la sede. María Jesús Montero ha obrado ya un milagro: poner en la misma dirección a toda una organización sumida durante meses, y casi desde la pérdida del Gobierno andaluza en 2018, en que la suya era la candidatura indiscutible para liderar el PSOE de Andalucía.
Le queda por delante otro, el de conseguir revertir las encuestas que siguen dando a Juan Manuel Moreno como ganador con mucha holgura de las próximas elecciones autonómicas, en 2026. Al PP lanza un mensaje: «Venimos a ganar y vamos a ganar«. Y un retrato en el que no sale favorecido el presidente andaluz: «Moreno Bonilla no es moderado, es educado, tiene un gobierno nítidamente de derechas», que a su juicio se ve en las políticas de privatización de la sanidad y la educación que impulsa el Gobierno autonómico.
Enfrente, según Montero, «se va a encontrar un partido ilusionado y preparado«, una nueva etapa en la que, dice, «vamos a poner todo el talento para reconectar con la sociedad andaluza» con un proyecto colectivo de izquierdas, para el que ha pedido que todo aquel que tenga una idea progresista la aporte. «Queremos una Andalucía que se sacuda esta actitud quejumbrosa que se conforma con estar en segunda fila y que esta etapa signifique que la ciudadanía de Andalucía pueda canalizar todo su potencial, ilusión y esperanza. Mejorar nuestro autogobierno en una España plural y diversa».
Ha sido la carta de presentación en la primera rueda de prensa de Montero como nueva secretaria general del PSOE-A. Y, por ahora, no ha hecho concreción alguna de quiénes serán los nombres sobre los que se apoyará para emprender esta nueva tarea que suma a la larga nómina que tiene: vicepresidenta primera del Gobierno de España, ministra de Hacienda, vicesecretaria general en Ferraz y, siempre, la encargada de engrasar relaciones con los grupos en el Congreso y entre los propios ministros.
Lejos de siquiera hacer concesiónes a las contradicciones o dificultades de compaginar tantas tareas, ha atizado a las críticas del PP por esta acumulación de cargos, que no dijo «nada» en el caso de Javier Arenas, presidente del PP andaluz y vicepresidente del Gobierno de España. «Que yo sea ministra de Hacienda, es un elemento añadido de bondad para el territorio».
Montero, figura menuda, energía infinita, dice que afrontará todo esto con «trabajo» -«me siento absolutamente capacitada»- y sabiendo rodearse de hombres y mujeres a la altura de los retos. Y que toca ahora escuchar a la organización y a los territorios, ha emplazado dar a conocer su equipo al Congreso Regional. Hasta ahora, es el jiennense Juanfran Serrano, mano derecha del secretario de Organización en Ferraz y el nombre que estuvo en las quinielas, el que se baraja como su número dos para llevar la fontanería de un partido grande y complejo.
«Cada cosa a su tiempo, no es tan importante el quien sino para qué», ha enfatizado para mandar un aviso a quienes hacen de las intrigas de la vida orgánica su modo de vida. «Vamos a dedicar poco tiempo al debate interno para que la gente entienda que este partido se rearma para dar respuesta a los problemas de esta tierra«.
Al término de la comparecencia de prensa, Montero se ha reunido de forma breve con los secretarios provinciales, todos en la oposición, con su liderazgo más o menos cuestionado salvo dos, Javier Fernández (Sevilla), y Francisco Reyes (Jaén).
El futuro de Juan Espadas
Sobre el papel que tendrá en esta nueva etapa Juan Espadas, presente en la primera fila donde se han situado todos los secretarios provinciales (salvo el de Almería, el único ausente) ha agradecido que se hiciera cargo del partido en un momento «extraordinariamente complicado» y ha apuntado que le tocará al secretario general saliente informar «cuando considere» de su futuro. Actualmente es portavoz del Grupo Parlamentario socialista, y le da la réplica cada jueves en la cámara andaluza a Moreno, y además es portavoz en el Senador del Grupo Socialista, «un cargo muy importante», en palabras de Montero. La próxima semana empieza la actividad parlamentaria, después de las vacaciones de Navidad, con la celebración de la diputación permamente del Parlamento de Andalucía.
En política, todo pasa rápido, rapidísimo. Una amplísma representación de dirigentes y diputados de distintas cámaras de varias provincias, espadistas de primer cuño, espadistas que han seguido a su lado hasta el final, Luis Ángel Hierro, el rival en unas primarias que no han llegado a celebrarse… Un rápido sondeo general expresa su ‘monterismo’ irredento y su confianza en la labor que es capaz de hacer la número dos del Gobierno de España. «No estábamos para seguir perdiendo el tiempo», trasladaba a este medio una voz del PSOE en Sevilla en el patio central de San Vicente, una sede donde ni incluso su equipo más estrecho es capaz de decir desde cuándo no pisaba. «Uf, mucho, mucho». En sus años de consejera de Salud y luego Hacienda, nunca fue Montero, a la que le costó años afiliarse al PSOE, mujer de pasilleo por esta casa.
Y lo hace ahora convertida ya de facto en la nueva secretaria general del PSOE andaluz, un cargo que se escenificará en la celebración del próximo Congreso Regional, el 22 y 23 de febrero en Armilla (Granada).