El sábado, Irán presentó una base naval subterránea de misiles ubicada en un lugar no identificado del Golfo, según informó la televisión estatal. El anuncio ocurre días antes del inicio del segundo mandato de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.

Este desarrollo se da en medio de crecientes tensiones con Washington, ante el temor de los líderes iraníes de que Trump fortalezca al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, facilitando un posible ataque contra instalaciones nucleares iraníes y endureciendo las sanciones contra la industria petrolera del país.

Durante su primera administración, Trump implementó una estrategia de “máxima presión” hacia Irán, que incluyó la retirada del acuerdo nuclear de 2015 y la reinstauración de severas sanciones económicas. También fue responsable del asesinato del general Qasem Soleimani, líder de la Guardia Revolucionaria, en un ataque con drones en Irak.

La televisión estatal transmitió imágenes del general Hossein Salami, jefe del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, inspeccionando la base durante maniobras militares. Según Salami, la instalación es una de varias construidas bajo tierra, diseñada para albergar buques capaces de lanzar misiles de largo alcance y realizar operaciones a distancia. Declaró: “Aseguramos a la gran nación de Irán que sus jóvenes pueden salir victoriosos y con honor en enfrentamientos marítimos contra enemigos grandes y pequeños”.

La base, ubicada a 500 metros de profundidad, incluye túneles que contienen embarcaciones rápidas de clase Taregh, supuestamente capaces de evadir radares y lanzar misiles de crucero. Según la televisión estatal, algunos de estos barcos tienen la capacidad de destruir buques de guerra y destructores estadounidenses.

A inicios de este mes, Irán inició ejercicios militares de dos meses de duración, que ya han incluido simulacros de defensa de instalaciones nucleares en Natanz frente a ataques con misiles y drones. Estos ejercicios forman parte de su estrategia de disuasión, respaldada por su programa de misiles balísticos, que Teherán considera crucial frente a Estados Unidos e Israel.

Irán sostiene que su programa nuclear tiene fines pacíficos, aunque ha incrementado la producción de uranio enriquecido en años recientes. Según el Organismo Internacional de Energía Atómica, Irán es el único país sin armas nucleares que produce uranio enriquecido al 60 %, un nivel cercano al 90 % necesario para fabricar una bomba atómica.



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