La UE ha impuesto el uso de nuevas normas más respetuosas con el medio marino como forma de frenar el agotamiento de las poblaciones de peces. Pese a las críticas que ello ha generado, hay casos prácticos que demuestran que el uso de este tipo de artes redunda en beneficio de los pescadores y del medio ambiente. Es lo que sucede en Palamós (Girona), el mayor caladero del Mediterráneo de la preciada gamba roja (Aristeus antennatus), que experimenta una recuperación sin precedentes.
La regeneración de la gamba roja es el resultado de la implementación de nuevas redes de pesca, entre otras medidas, que buscan proteger las poblaciones de esta especie emblemática, golpeada en los últimos años por la sobreexplotación y la pesca indiscriminada.
Las nuevas redes están pensadas para optimizar las capturas y, al mismo tiempo, permitir que las gambas juveniles crezcan y maduren antes de ser pescadas
Estas nuevas redes, diseñadas por entidades de conservación y pescadores locales, están pensadas para optimizar las capturas y, al mismo tiempo, permitir que las gambas juveniles crezcan y maduren antes de ser capturadas. Este sistema no solo promueve la sostenibilidad de la especie, sino que también contribuye a la prosperidad económica de la comunidad pesquera, que en los últimos años ha visto mermar sus recursos a raíz de prácticas de pesca poco responsables.
El éxito alcanzado constituye una verdadera victoria para la gestión sostenible de los recursos marinos. En el Mediterráneo, la presión sobre los stocks pesqueros ha llevado a la implementación de varias estrategias de conservación, desde la creación de áreas marinas protegidas hasta la promoción de prácticas de pesca responsables entre los pescadores.
Otra de las claves para esta recuperación, además de las nuevas redes, ha consistido en la colaboración entre científicos, pescadores y autoridades locales. Los pescadores de Palamós, con su conocimiento tradicional del mar, aportan información valiosa que complementa los estudios científicos, creando una estrategia conjunta para la conservación de la gamba roja.
Este esfuerzo común no solo beneficia a la gamba roja, sino que también preserva el ecosistema marino, permitiendo así que otras especies también prosperen y logrando una cascada de efectos positivos. Las gambas son un indicador de la salud de los ecosistemas marinos; por lo tanto, su recuperación puede desencadenar una mejora general en la biodiversidad del área.
Si otras partes del Mediterráneo adoptaran un sistema similar, el futuro de la pesca podría ser más sostenible, equilibrando las necesidades económicas con la conservación del medio ambiente, afirman los impulsores de esta iniciativa, entre los que se encuentra el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC).
“La mejor pesquería de Cataluña”
De hecho, la pesquería de arrastre de la gamba roja de Palamós es, en la actualidad, “la pesquería mejor gestionada de toda Cataluña, con un índice de sobrepesca 25% inferior al que presentan el resto de las pesquerías de gamba roja de la costa catalana y un 18% inferior al índice de sobreexplotación del Mediterráneo noroccidental, donde entre las especies más explotadas figuran, además de la gamba roja, la merluza (Merluccius merluccius) y la cigala (Nephrops norvegicus)”, señalaba hace ya meses el ICM en un comunicado.
“Llevamos más de una década colaborando con los pescadores de Palamós a través de la transferencia de conocimiento bilateral y continua. Las medidas de cogestión aplicadas hasta ahora buscan aumentar la sostenibilidad de la pesquería. Estudiamos sus efectos y los comunicamos a los pescadores para ajustar dichas acciones”, expone Juliana Quevedo, una de las investigadoras del ICM-CSIC involucradas en el proyecto.
Malla de 50 milímetros y menos horas de trabajo
Dada la delicada situación de la gamba roja en el Mediterráneo occidental, la Cofradía de Palamós empezó, hace 15 años, a implementar medidas para su recuperación, primero de forma voluntaria y luego oficial. Entre ellas figuran la mejora de la selectividad de las redes de arrastre, que desde el año 2017 operan con una luz de malla cuadrada de 50 mm, lo que reduce la captura de individuos pequeños e inmaduros y favorece que estos individuos alcancen la madurez sexual y puedan reproducirse.
Asimismo, a partir del año 2019 se empezaron a usar puertas semi-pelágicas en las redes de arrastre. A diferencia de las puertas demersales que se usaban anteriormente, las semi-pelágicas no tocan el fondo durante la pesca, lo que evita la resuspensión del sedimento. Esta menor perturbación del lecho marino favorece a las especies demersales y diversos servicios ecosistémicos.
Por otro lado, a partir del año 2013 se redujo el horario de pesca de 12 a 11 horas diarias, y se limitó la potencia del motor de los barcos a un máximo de 500 CV. Además, en Palamós la flota de barcos se ha reducido de 22 a 16 desde el 2018 y se ha implementado un periodo de veda de 60 días al año. Todas estas medidas de gestión han sido adoptadas voluntariamente -lo que no ocurre en ninguna otra pesquería del Mediterráneo- y suponen pequeños pasos hacia la declaración de sostenibilidad de la pesquería de la gamba de Palamós, explica el ICM.
………………….
Contacto de la sección de Medio Ambiente: [email protected]