No hace tantos años coincidir con una mujer sobre la bici en una carretera o camino era tan difícil como encontrar una aguja en un pajar. Buena parte de las casas comerciales ignoraban a una clientela que si entraba en una tienda era para efectuar un regalo a la pareja o a un amigo. Resultaba complicado comprar una bicicleta con la talla idónea y la ropa ni estaba ni se le esperaba. Hoy, por fortuna, la situación ha cambiado, pero falta mucho por hacer o pedalear, utilizando un término propio de este deporte, lo que tampoco resulta extraño si se compara a otras disciplinas deportivas, ya sea buscando una vida saludable o apuntándose a eventos competitivos. Ya hay bicis de tallas apropiadas, sillines de todos los precios ajustables a la fisonomía femenina, ropa con tallaje pensado para mujeres y los organizadores de pruebas deportivas se vuelcan a la hora de mejorar las cifras de participación entre el público femenino.