El mismo jaleo había dentro de las cocinas, levantadas improvisadamente con un conjunto de carpas y los fogones de cocina conectados al mismo punto en la red eléctrica. Porque «dentro de una cocina también ocurren contratiempos», según rezó la maestra Ramona Ferrera, una especialista del ciclo de Cocina de San Cristróbal. Al poco de abrir el puesto, se quedaron sin pan baos chinos, así que echaron mano de panes de hamburguesa para reconducir lo que en otro caso hubiese sido un desastre, pero en este resultó un éxito total. «Hay que tener creatividad y aprovechamos lo que haga falta», expresó con coraje.
La fórmula alquímica de su bomba de papa y baifo es el resultado de la cocina fusión de Perú y Canarias. Un hijo perfecto de hortaliza rebozada relleno de carne, mojo y queso media flor. «Lo que pasa con la cabra es que es un animal que tiene un sabor muy fuerte y a mucha gente eso no le gusta», señala con un ojo puesto en el fuego. Para oxigenar el olor tan característico del cabrito, días antes en la escuela se puso en práctica una técnica ancestral también importada de La Palma. Los alumnos suavizaron el sabor sumergiendo repetidas veces la carne en agua hirviendo. Y si el sabor seguía resultando intenso, recomiendan probar la tarta de queso media flor con puding de mango para endulzar el paladar.
A un par de puestos de distancia, desfilaban por la mesa de la cocina el proyecto al que llaman ‘pulled baifo ‘. Un experimento insólito que se apuntó al medio infalible de la burguer manía. La pulled baifo consiste en hacer lo mismo que se hace con el pulled pork , es decir, carne de cerdo deshilachada. Pero en este caso al pan brioche se le añade la mayo mojo, una salsa mix de mayonesa y mojo picón.
Protagonista indiscutible del festín bautizado como ‘Tenderete del baifo’, la carne del animal demostró que vuelve a ganar adeptos en consumo. Un incentivo ilusionante para los pinches de cocina en formación, el ver cómo una marabunta de personas se chupa los dedos y moja pan en el jugo del cabrito. «Siempre hay personas dispuestas para apoyar al sector. No solo se trata de los quesos, sino de la carne y que la formación reglada en la isla tenga en cuenta esta realidad del producto local», retrató el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales.