Los clubes, asociaciones y hermandades ucranianas en España se reúnen a partir de este viernes en Pamplona para celebrar el segundo congreso de Krai, la unión de entidades de una inmigración que está a punto de cumplir su tercer año convertida en diáspora. Los ucranianos que eligieron España como lugar de refugio o de trabajo quieren tomar la temperatura de su estado de ánimo, examinar su grado de integración y las necesidades derivadas de su estancia a 3.500 kilómetros de casa, pero también los problemas que representa una paulatina vuelta a su tierra.
Tras una recepción este viernes de las autoridades navarras, la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, y representantes de la Embajada de Ucrania en España abren el sábado 18 esta reunión, uno de los foros clave de la acogida de extranjeros en España. Según los registros del Gobierno, en este país viven 306.260 ucranianos. Es uno de los grupos de residentes foráneos más nutridos, y el más grande de refugiados, consolidado desde el inicio de la invasión rusa a gran escala del territorio de Ucrania.
La cifra de residentes legalizados es del pasado mes de octubre, la última disponible. A partir del 24 de febrero de 2022, cuando Rusia lanzó sus carros de combate a atravesar la frontera, el número de ucranianos en España aumentó en 209.508 personas. Este incremento, del 217%, es el más importante registrado en menos tiempo en estadísticas de inclusión y extranjería en España.
Muchas minas
En el programa del encuentro destaca una sesión dedicada al plan Regreso a Casa Seguros, un programa ucraniano que afronta el principal problema que surgirá en el país cuando, en condiciones de paz, puedan empezar los refugiados a volver a sus antiguas viviendas. Esparcidas con helicópteros y artillería, los campos ucranianos próximos a zonas de combate se han llenado de minas. Las hay contracarro muy numerosas, en cuya desactivación se adiestran militares de Ucrania en los campos de entrenamiento del Ejército español en Toledo, pero también, y muchas, las que llaman «hojas» o «mariposas», pequeñas minas antipersona con capacidad de matar o dejar inválidas a sus víctimas y que, una vez sembradas en cultivos de trigo o girasol son difíciles de ver.
La previsión de una dificultosa vuelta a casa es una de las referencias más directas en el programa del congreso a los daños que ocasiona el conflicto. Y es también una mirada al porvenir en la que igualmente se encuadran mesas redondas sobre programas de cooperación y ayuda al desarrollo en Ucrania y una, más concreta, titulada Futuro de Ucrania dentro de la Unión Europea.
Pero este segundo encuentro del Krai ucraniano dedica otra parte de sus discusiones al segmento híbrido del conflicto. «Quien domina la información domina el mundo», se titula otro panel del congreso, que se centrará en los efectos de la desinformación, paralelos a la invasión física de Ucrania.
Búsqueda de fondos
Hay dos ponencias organizadas para enseñar a las entidades de la diáspora a sobrevivir en ese entorno europeo. Una es una conferencia de formación sobre «estrategias efectivas para gestionar proyectos, obtener subvenciones y recaudar fondos para promover iniciativas». La otra, tiene un título elocuente: Recaudación de fondos en acción. Herramientas prácticas para obtener recursos».
En este mismo encuentro se explorará el catálogo de iniciativas públicas en materia de políticas migratorias y el estado de la educación de los jóvenes refugiados en España.
Este congreso se celebra solo unos días después de la llegada a España del tercer grupo de viudas y huérfanos de la guerra, invitados por el Ministerio de Defensa a pasar unos días de vacaciones en un intento de paliar su estrés y su dolor.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, los visitó en Castellón este jueves. Una residencia militar vacacional de esa ciudad es el lugar en el que, desde 2023, vienen a descansar esta clase de víctimas, dentro del programa que el Gobierno diseñó para asistencia a combatientes heridos y familias de los que han perdido la vida en el frente.