«Tomaremos decisiones que no gustarán al PSOE«. Esta era la advertencia que el secretario general de Junts, Jordi Turull, lanzaba este martes a los socialistas. Pero sus palabras no modificaron ni un ápice la determinación del Gobierno, que, unas horas después, ya daba por hecho que el jueves la Mesa del Congreso tumbará la propuesta de los posconvergentes para que Pedro Sánchez se someta a una cuestión de confianza.
El presidente del Gobierno rechazó desde el primer momento hacer uso de esta herramienta jurídica para refrendar su cargo -algo que solo depende de él, ya que la prerrogativa es únicamente suya-. Sin embargo, tramitar la propuesta que planteó el expresident Carles Puigdemont, que carece de valor jurídico, pero que suponía una encrucijada para Sánchez, hubiera dado dos meses más de margen a la negociación, alegan en Junts.
Sin este tiempo, y sin avances en ninguna de las carpetas claves, como la del traspaso de las competencias en inmigración o la de la oficialidad del catalán en la UE, los posconvergentes se preparan ya para romper con el Ejecutivo. Ya lo advirtió el dirigente de las filas: si no se tramitaba su texto habría «consecuencias irreversibles» para el PSOE, y pidió a los miembros de Junts que estuvieran preparados para una eventual ruptura.
¿Alianza con el PP?
El único escenario que hasta el momento se descarta es que Junts dé sus votos a una eventual moción de censura presentada por el PP y que necesitaría el apoyo de Vox. Según Turull, sería una «broma macabra» aliarse con la misma extrema derecha que ha estado en todas las acusaciones populares contra ellos. «Por la mañana quieren que les ayudes y por la tarde te quieren en la cárcel», respondió también Turull al último ofrecimiento del líder popular, Alberto Núñez Feijóo.
Los posconvergentes aseguran que no se ha abierto ninguna negociación con los populares para impulsar una moción de censura, pero una ruptura con el PSOE deja a Junts con las manos libres para poder votar junto a los populares medidas concretas para influir en las leyes o decretos que el Gobierno lleve al Congreso de los Diputados, provocando incluso su caída debido a la ajustada mayoría de Sánchez.
Descartar la moción de censura quita a Junts la principal arma para dejar caer a Sánchez de forma inmediata, pero puede dinamitar toda la agenda legislativa del Gobierno y poner en jaque su continuidad. Fuentes de Junts dan por hecho que a partir de ahora no se sentirán con la obligación de votar nada que no les convenza para preservar la negociación con los socialistas, evidenciando que no forman parte del bloque de la investidura y que actúan mirando el qué y no con quién. Esto tendrá efectos sobre las principales votaciones en el Congreso, y puede echar al traste uno de los principales objetivos del Ejecutivo central: los Presupuestos Generales del Estado.
En el partido dudan de que Sánchez consiga aprobar unas cuentas públicas en lo que queda de legislatura, eso es, hasta 2027, y recuerdan que sus exigencias para empezar a negociarlas pasan por tener acreditado el cumplimiento de los presupuestos anteriores. De no ser así, reclaman una compensación a través del FLA o vía talón a la Generalitat por las inversiones previstas para Catalunya que no se han ejecutado. «No haremos otro acto de ingenuidad ante anuncios de lluvia de millones», ha insistido Turull en público, al tiempo que ha acusado al PSOE de usar «el timo de la estampita». Todo esto se complica aún más si Puigdemont da la orden de levantarse de la mesa.
Los pactos pendientes
¿Hay forma de revertir la ruptura? En Junts recalcan que para seguir en la mesa de negociación exigieron, al menos, otras tres cuestiones en las que el PSOE tampoco ha avanzado. Más allá de la tramitación de la proposición sobre la cuestión de confianza, los posconvergentes pidieron que se «desencalle» el traspaso de las competencias en inmigración, que Sánchez se implicara directamente con la oficialidad del catalán en Europa y que se produjera finalmente una reunión entre el presidente del Gobierno y Puigdemont, lo que Junts cree que supondría darle una «amnistía política» a su líder, al margen de la aplicación de la ley de amnistía que hagan los tribunales.
La principal muestra de la inquietud de los posconvergentes es no haber cerrado el 2024 con el pacto por el traspaso de las competencias en inmigración, que sigue encallado, como ya explicó EL PERIÓDICO, en el control de las fronteras por parte los Mossos d’Esquadra y en la resolución de todos los expedientes relacionados con los migrantes, desde los NIE a los permisos de residencia y trabajo. Un ‘triunfo’ que les permitiría distanciarse de Esquerra y anotarse un tanto.
Pero la falta de avances lleva a Junts a exhibir suspicacias: «Si el PSOE no cumple y, además, esta iniciativa no se tramita ¿qué estamos haciendo?», dejó caer Turull. Cómo se concretará la ruptura lo desvelará este próximo viernes Puigdemont, en una comparecencia en Bruselas. La cúpula del partido se desplazará hasta la capital belga para abordar la situación con el expresident y seguirán la misma escenografía que hace un mes, cuando anunció que el partido había registrado en el Congreso la propuesta de cuestión de confianza para retar a Sánchez.