Confesaba Toni Ruiz, consejero delegado de Mango, en una carta que le dedicó a Isak Andic, fundador de la cadena, días después de que este falleciera en un accidente en Collbató, que el empresario les había dicho recientemente que todo lo que estaban consiguiendo para la compañía era solo el principio. «Me comprometo a trabajar incansablemente para que tu sueño de Mango continúe creciendo», declaraba Ruiz en el escrito. Dicho y hecho. Ha pasado un mes desde la tragedia y, desde entonces, la empresa catalana ha recuperado su presencia en China, tras año y medio de vacío, y ha retomado la expansión por EEUU.
La cadena inauguró en las últimas semanas de diciembre una tienda de unos 1.500 metros cuadrados en un enclave comercial importantísimo de Hong Kong (China), la conocida como Queen’s Road. Si la apertura es relevante es porque los últimos movimientos de Mango en este mercado habían ido en sentido contrario. La cadena llevaba años cerrando tiendas en el país asiático, hasta el punto de plantarse a mitad de 2023 sin ningún local en marcha, ni tampoco planes de abrirlos.
Así, la flagship store inaugurada la pasada Navidad –que, según resaltó el director de expansión en China y el este de Asia de Mango, Liangliang Wang Liu, marca «un significativo paso» en su viaje por «llevar las últimas tendencias de moda a los clientes de la región» – responde a la bajada generalizada del precio de alquilar un local comercial allí, un cambio de tendencia que el medio especializado Modaes relaciona con los problemas turísticos que arrastra China desde la pandemia de covid y a que los consumidores locales están inclinándose por zonas de compras más asequibles. Fuentes oficiales de Mango aseguran que esta inauguración es, efectivamente, fruto de una oportunidad concreta, pero que no hay prevista ninguna apertura más en la región.
El caso estadounidense
Sin embargo, es difícil no establecer cierto paralelismo con Estados Unidos. La última vez que Mango hizo una apuesta así, inaugurando una tienda en la quinta avenida de Nueva York, se tradujo en otros 40 locales en todo Estados Unidos. Y, de hecho, la cadena ha hecho públicas sus intenciones de abrir otra veintena a lo largo de 2025.
Lo cierto es que, en este caso, se trata de una expansión muy estudiada, porque este era uno de los grandes sueños de Isak Andic, que había intentado hasta en tres ocasiones crecer en el país norteamericano sin que la estrategia cuajara del todo. Hasta que puso al volante a Ruiz, una de las grandes razones de que Mango tenga ahora esta flagship store [tienda insignia] de 2.000 metros cuadrados en una de las zonas más cotizadas de Nueva York y de que luego hayan ido viniendo Manhattan, Miami, Orlando, California, Texas, Georgia, Pensilvania, Massachusetts, Washington DC…
Este año se sumarán a la lista Seattle, Chicago o Las Vegas. En total, 20 nuevas aperturas que supondrán una inversión de 70 millones de dólares (unos 68 millones de euros). La primera de ellas ya ha subido la persiana: un establecimiento en un centro comercial de Kendall (Florida).
Sin novedad respecto al testamento
La cuestión es que Mango sigue creciendo (pronto estrenará, también, nueva tienda en Portugal, por ejemplo), haciendo gala de aquello que han ido repitiendo los máximos responsables ejecutivos de la cadena y, también, la familia del empresario que la fundó: que harían lo posible por mantener el legado y visión de Isak Andic. Muestra de ello es lo alineados que se han mostrado en público Jonathan Andic (primogénito, único miembro de la familia que forma parte del consejo de administración del grupo, y quien ejerció de portavoz de la familia en el homenaje interno que se le hizo a Andic días después de su accidente) y Toni Ruiz. Este último, de hecho, es quien ostenta ahora mismo la presidencia interina de la compañía.
Pasado un mes, no hay muchas más novedades respecto a lo que ocurrirá en el futuro. Lo que parece claro es que esta es una responsabilidad temporal porque así lo indican los estatutos de la empresa. Lo más probable es que sea un miembro de la familia, o alguien designado por los herederos, quien acabe ocupando la presidencia, el cargo que ostentaba Isac Andik. Para avanzar en este sentido, primero deben dirimirse las últimas voluntades del empresario y hacer las gestiones para aceptar (o no) la herencia quien la reciba, un papeleo que puede prolongarse meses.