Media España congelada con mínimas que se recrudecen. Este lunes «continúa el descenso térmico» que se inició el domingo, con heladas que han afectado a buena parte del interior del país, además de fuerte viento en el este peninsular y las Baleares, con tendencia a remitir.
En cuanto a las temperaturas, las mínimas bajarán hasta los 4 y 6 grados bajo cero en Teruel, Lleida, Huesca, Cuenca, Ávila y Albacete entre otras capitales de provincia; Por el día, los termómetros subirán hasta los 17-16 grados en Almería, Cádiz y Huelva.
Con estas gélidas temperaturas, muchas personas experimentan un aumento en los dolores de espalda, especialmente en la zona lumbar. Pero ¿por qué se produce? Este fenómeno no es casualidad y tiene una explicación médica.
Según explican los expertos de la Sociedad Española de Columba Vertebral las temperaturas bajas pueden provocar una contracción de los músculos y ligamentos, lo que aumenta la rigidez en las articulaciones de la columna.
“Además, el frío puede aumentar la sensibilidad del sistema nervioso al dolor. En condiciones de frío extremo, la disminución del flujo sanguíneo hacia los músculos y tejidos también contribuye a la aparición de molestias”, subraya el doctor Rafael Llombart, vocal de la Sociedad Española de Columna Vertebral y Especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología en la Clínica Universidad de Navarra.
Por eso, la columna vertebral, como eje central del cuerpo, es especialmente vulnerable en invierno. La contracción muscular excesiva genera tensión en los discos intervertebrales y en las facetas articulares, aumentando el riesgo de episodios agudos de dolor lumbar o incluso de lumbago.
Las personas más propensas a sufrir dolor de espalda durante el invierno son:
- Personas mayores: Los procesos degenerativos, como la artrosis, se exacerban con el frío.
- Trabajadores al aire libre: La exposición prolongada al frío sin la protección adecuada puede aumentar las contracturas musculares.
- Personas sedentarias: Las personas con bajo nivel de actividad física suelen tener una musculatura de soporte más débil.
“Durante el invierno, muchas personas reducen su nivel de actividad física debido a la menor motivación para salir al aire libre. Este sedentarismo contribuye a la pérdida de fuerza muscular y flexibilidad, factores clave para mantener una columna sana. Cuando dejamos de movernos, los músculos que soportan la columna se debilitan, y las articulaciones pierden lubricación natural, lo que aumenta la rigidez y el riesgo de sufrir dolor”, señala el Dr. Llombart.
¿Cómo podemos evitar el dolor de espalda en invierno?
Aunque no podemos controlar las temperaturas, sí podemos implementar medidas para proteger nuestra columna y reducir el riesgo de dolor lumbar. Los especialistas del GEER recomiendan:
- Mantener una rutina de ejercicio. Dedica al menos 30 minutos al día a actividades que fortalezcan la espalda, como caminar, practicar yoga o realizar ejercicios de estiramiento de espalda.
- Abrigarse bien. Usa ropa térmica para evitar la contracción muscular por el frío, especialmente si trabajas o realiza actividades deportivas al aire libre
- Evitar el sedentarismo. Haz pausas activas si trabajas desde casa o en la oficina para evitar la rigidez muscular.
- Calor localizado. Usa mantas térmicas o parches de calor para relajar los músculos de la zona lumbar.
- Consultar a un especialista. Si el dolor persiste o es recurrente, es fundamental acudir a un médico o fisioterapeuta para evaluar tu columna.
“El invierno puede ser un reto para nuestra columna, pero con hábitos saludables y medidas preventivas es posible minimizar el impacto del frío en nuestra salud lumbar. Mantenernos activos y proteger nuestro cuerpo del frío son claves para disfrutar de los meses invernales sin dolor”, recalca el especialista.