Un joven de 32 años ha fallecido en la madrugada de este lunes después de que el vehículo en que viajaba se estrellase en una zona urbana de Sevilla. El conductor que iba al volante, que intentaba huir de la Policía Local a unos 150 kilómetros por hora, triplicó la tasa de alcoholemia en las pruebas practicadas tras el siniestro. A consecuencia de estos hechos, se le imputan delitos por homicidio imprudente y contra la seguridad vial.
Todo se inició después de que un patrulla de la Policía Local de Sevilla viera al copiloto apedrear un turismo de marca Peugeot en esta zona de la ciudad, según informan fuentes cercanas al caso. Al advertirse de la presencia policial, este hombre se montó de nuevo en un BMW X3, que lo esperaba con la marcha iniciada y que comenzó a circular de nuevo «a baja velocidad», según detallan estas mismas voces.
Tras ello, los policías vuelven al patrulla, desde donde piden al conductor que se detenga. «En ese momento, el BMW se para. Y justo cuando llegan los agentes a su lado, pegan un acelerón y huyen a toda la velocidad», apuntan estas fuentes. Según las estimaciones de estos efectivos, «unos 150 kilómetros por hora».
En ese momento, los policías locales «valoran que no merece la pena empezar una persecución detrás de este turismo». En su lugar, avisan por radiofrecuencia al resto de compañeros de la fuga del deportivo en cuestión.
Cuando los agentes rastrean la zona, se encuentran que el coche ha impactado contra una glorieta. Se alertó a los Bomberos y a los servicios sanitarios, que confirmaron el fallecimiento del copiloto a consecuencia del choque. La Policía Local, por su parte, le realizó la prueba de alcoholemia al hombre que iba al volante, que arrojó un resultado de 0,74, prácticamente el triple de la tasa permitida.
En estos momentos se investigan las causas del suceso y el porqué se encontraban apedreando a otro turismo antes de emprender la huida. Asimismo, al conductor se le han imputado delitos por homicidio imprudente y contra la seguridad vial.