Las alternativas a los materiales de construcción convencionales permitirían a los proyectos de construcción capturar y almacenar CO2, ayudando en la lucha contra el cambio climático. De esta manera, los edificios podrían empujar al mundo más cerca de la meta de eliminar los gases de efecto invernadero, necesaria para evitar un empeoramiento de la crisis ambiental global. Los nuevos materiales podrían capturar hasta 16,6 gigatoneladas de carbono anualmente.

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