Las alternativas a los materiales de construcción convencionales permitirían a los proyectos de construcción capturar y almacenar CO2, ayudando en la lucha contra el cambio climático. De esta manera, los edificios podrían empujar al mundo más cerca de la meta de eliminar los gases de efecto invernadero, necesaria para evitar un empeoramiento de la crisis ambiental global. Los nuevos materiales podrían capturar hasta 16,6 gigatoneladas de carbono anualmente.
Ingenieros y científicos de la Universidad de California en Davis, en Estados Unidos, proponen en un artículo de perspectiva publicado recientemente en la revista Science que el reemplazo del concreto y los ladrillos utilizados en la construcción de edificios por nuevos materiales podría eliminar dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, en una magnitud de hasta 16,6 gigatoneladas de carbono anualmente, aunque los desafíos en las cadenas de suministro y otros inconvenientes son un escollo importante a resolver para lograr que la estrategia sea viable.
Los edificios como solución de la crisis ambiental
Frente a un escenario de calentamiento global y cambio climático que intensifica su impacto sobre la Tierra y todos los seres vivos que la habitan, pensar en los 30 mil millones de toneladas de materiales de construcción producidos por año como una herramienta en la lucha contra estos procesos de deterioro ambiental suena muy atractivo y esperanzador.
Según el análisis de los especialistas, simplemente actualizando los materiales de construcción a alternativas amigables con el ambiente podría eliminarse aproximadamente la mitad del dióxido de carbono que los seres humanos liberan en promedio a la atmósfera cada año. Los materiales como concreto, cemento y otros utilizados en la construcción tradicional serían candidatos viables para este cambio.
De acuerdo a un artículo publicado en The Debrief, olivinos como la forsterita podrían funcionar como agregados o reemplazo de los materiales tradicionales, ya que pueden reaccionar con el dióxido de carbono atmosférico para formar carbonatos como el magnesio, el hierro y derivados de calcio. Debido a su uso a gran escala, las opciones más efectivas serían los agregados o variantes de asfalto, ladrillos, cemento y concreto. Únicamente con los cambios en el concreto y el cemento podrían eliminarse 13 gigatoneladas de CO2 al año, si se reemplazan con agregados de carbono.
Desafíos a superar
Aunque si se los analiza por unidad de masa los agregados de cemento y otras soluciones almacenan muy poco dióxido de carbono, su efectividad se incrementa notablemente por la enorme cantidad de estos materiales que puede hallarse en todo el planeta. Los expertos creen que si se aplicaran los incentivos financieros correctos, la opción podría ser una solución viable contra el cambio climático.
A pesar de estas ventajas, la implementación de esta iniciativa presenta desafíos significativos. Por ejemplo, podrían surgir dudas sobre el uso de los nuevos materiales, ya que no existen pruebas suficientes con relación a la seguridad que ofrecerían a las construcciones. Al mismo tiempo, aún no existe una cadena de suministro adecuada en torno a estas nuevas soluciones.
Por ejemplo, los olivinos pueden ser difíciles de adquirir en ciertas partes del planeta: al abastecimiento de estos materiales que secuestran carbono debe sumarse la necesidad de monitorear su efectividad. Sin embargo, el equipo de especialistas ha propuesto soluciones para abordar estos problemas, como la piedra caliza común, que podría ser una alternativa viable a los olivinos, ya que se encuentra disponible con facilidad y se ha utilizado como precursora de la producción de cemento.
Referencia
Built to remove carbon. Christopher Bataille et al. Science (2025). DOI:https://doi.org/10.1126/science.adu7379