Entre las opciones de mercado que está buscando la dirección deportiva amarilla, aparece una nueva vía de refuerzo que apunta a la posición de extremo. Si bien las posiciones que son prioridad para apuntalar el plantel de Diego Martínez son la de central diestro y la de mediocentro en el esquema de doble pivote del técnico de la UD, no se descarta pescar en río revuelto con un jugador de proyección futura y rendimiento inmediato para el plantel.
Dada la situación de las negociaciones en las oficinas de Las Palmas, casi que se podría considerar un cambio de cromos si se llega a buen puerto con la opción que puede estar valorando el club para el extremo en caso de que se concrete la salida de Pejiño esta misma semana, tal y como se prevé, dado que la pasada no pudo fructificar porque el gaditano aun está a la espera de poder recalar en un equipo de Primera que lo tiene en su cartera.
Aun así, lo que más avanzado tiene la Unión Deportiva como el entorno del jugador es su pase al Granada, que le espera con los brazos abiertos después de haber aceptado las condiciones de la cesión de Pejiño y las cláusulas de compra en caso de objetivos deportivos logrados, es decir, que si asciende tendrá que comprarlo al igual que firmó con Iván Gil y el Eibar en su préstamo.
Todo ello en un mercado invernal de cocción lenta y con el que parece que la UD no tiene prisa teniendo en cuenta que el cierre de la ventana de traspasos se cierra el próximo 3 de febrero.
Aun así, más adelante de esta fecha los clubes podrían inscribir a jugadores que se encuentren libres sin tener ficha activa con un club posteriormente, tal y como pasó con José Campaña la pasada temporada, cuando se le dio de alta el 14 de febrero, después de que el centrocampista sevillano no hubiese estado inscrito con el Levante y pudiera recalar en las filas amarillas y firmar por cuatro meses. Contrato que se amplió durante el pasado mercado estival hasta el 30 de junio de 2025.
Fue el único movimiento de la pasada temporada en el apartado de altas para cubrir el hueco que había dejado Jonathan Viera anteriormente y que tomó rumbo al Almería una vez liberado de su ficha con Las Palmas.
El mercado más tranquilo que ha tenido la dirección deportiva insular en los últimos años, pues tomando como referencia el 2016, la primera ventana de la anterior etapa en Primera, siempre hubo como mínimo dos altas y otras tantas bajas.
A Quique Setién las oficinas amarilllas le brindaron a Ángel Montoro y Mauricio Lemos en ese invierno, mientras que el paraguayo Antolín Alcaraz, Culio y Asdrúbal dejaron el club.
En 2017 fue el turno de Alen Halilovic y Jesé Rodríguez como refuerzos. Araujo, El Zhar, de nuevo Asdrúbal y Tyronne tomaron la puerta de salida.
Ya el despropósito ocurrió en la ventana invernal de 2018, con la contratación de siete jugadores y la salida de nueve. Un sindiós, añadido a los cuatro cambios de entrenador y que finalmente acabó con el equipo en Segunda División.
Jairo Sampeiro, Gálvez, Etebo, Matías Aguirregaray –el Clavagallinas–, Nacho Gil, Gabi Peñalba y el expediente X de Emmanuel Emenike, que llegó para no disputar ni un minuto de juego, fueron las altas; mientras que las salidas las completaron: Jonathan Viera rumbo a China, Mauricio Lemos, Aythami Artiles, Hernán Santana, Loic Remy, Mateo García, Vitolo, Sergi Samper y Tannane, que ya se había desvinculado de la disciplina amarilla anteriormente.
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