Tenía que ganar el Barça los dos partidos antes del corte de la Copa y ha sumado la primera victoria. La difícil, la que debía sumar en la cancha del Dreamland Gran Canaria, ya clasificado pero no relajado (74-77). La segunda está aplazada al próximo domingo, con la visita del Surna Bilbao al Palau Blaugrana. Al final, el Barça tiene el destino en sus manos, y ha reservado el billete para volver a Las Palmas, la sede del torneo eliminatorio.
La necesidad era la mejor virtud que podía ayudar a los azulgranas en la matinal canaria. Jugó el equipo sin miramientos. No debía tenerlos en defensa, su mayor hándicap, y a ello se aplicaron todos, incluso los menos agresivos, como Parker lanzándose ante un camión para taponar una entrada de Conditt, o Punter metiendo manos. Además de puntos, que es lo suyo: 22 con un fantástico 5 de 6 en triples. Sin obviar que dos robos de Satoransky aliviaron el ajustado final al que se encaminó el duelo.
La misión era dejar al Gran Canaria por debajo de los 80 puntos y el promedio de la primera mitad confirmó el buen trabajo del Barça, más aplicado cuando estuvieron en pista el quinteto español que procura juntar Peñarroya. Brizuela y Abrines no sumaron (tres puntos entre los dos) pero se aplicaron para cerrar el rebote, impidiendo segundos tiros y que el cuadro de Jaka Lakovic anotara con fluidez.
Con ellos, el 23-20 se transformó en un 23-29 y Jan Vesely, que reaparecía, tomó el relevo, acompañado por Metu, su sustituto en el salto inicial y compañero si Peñarroya les junta para multiplicar la fuerza interior. Willy Hernangómez parece no contar para ello. Por segundo partido consecutivo no se quitó el chándal.
Metu llegó al descanso acumulando un tercio (13) de los puntos de equipo (39) y eso despertó los celos de Punter, que se puso a competir con su compañero y elevaron ambos el diferencial (36-48). Las canastas fáciles provocaron la temible distracción de relajar la defensa, para la felicidad de Brusino, maniatado hasta entonces. Un triple de Brizuela evitó que los canarios se situaran a tiro dos al cierre del tercer cuarto (56-61).
El parcial fue amarillo, y el Barça tuvo que retomar la mentalidad inicial de ganar como fuera. El método Punter no es único ni suficiente. El cañonero emergió tarde, y la gloria que obtuvo fue mérito de muchos más.