El ambiente en la élite diplomática española y europea es sombrío. Cunde el desconcierto porque no consiguen anticipar si las bravatas e injerencias del hombre más rico del mundo, Elon Musk, contra Europa, y el lenguaje imperialista del presidente Donald Trump van en serio. O si es un nuevo ejercicio de la “teoría del loco”, destinado a ablandar a la otra parte antes de la negociación sobre relaciones comerciales y de seguridad que se avecina. ¿Tiene intención real Estados Unidos de anexionarse Groenlandia, territorio danés bajo protección de la defensa colectiva de la UE? ¿Está Musk coordinado con Trump cuando dice que “Estados Unidos debería liberar a Reino Unido de su Gobierno tiránico” o que Alternativa por Alemania es “la única salvación” del país? 

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