El condado de Los Ángeles ha reforzado la seguridad de las zonas devastadas por los incendios con la presencia de soldados de la Guardia Nacional de California y un toque de queda que busca evitar los saqueos en las viviendas que aún quedan en pie, una medida bien recibida por los vecinos que se han quedado a patrullar.
Este viernes el acceso a la ciudad de Altadena, devastada por el incendio Eaton, que oficialmente se ha cobrado la vida de al menos seis personas, era regulado por los soldados y oficiales de varias agencias de la ley locales y del estado, que solo permitían la entrada a los bomberos, el personal que atiende la emergencia y miembros de la prensa, según pudo comprobar Efe.
Incluso los residentes de la zona que fueron evacuados y querían regresar a ver como se encontraban sus hogares tenían restringido el paso.
Al menos 600 soldados de la Guardia Nacional de California fueron desplegados en Los Ángeles para ayudar tanto a los bomberos como a la Policía con la emergencia desatada por seis fuegos, que este viernes aún queman y han dejado al menos 11 muertos.
Para Francisco Torres, un vecino de la ciudad de Altadena que ha estado vigilando un conjunto de 60 apartamentos que quedó en pie tras el paso de las llamas del incendio Eaton, la llegada de los soldados ha significado un alivio.
El inmigrante mexicano que fue evacuado el martes pasado con su esposa y sus dos hijos decidió regresar a las pocas horas para cuidar las pertenencias de su familia y de los vecinos del conjunto residencial de 60 apartamentos donde vive.
«No podemos dejar que nos arrebaten lo poco que nos queda», dice Torres, que trabaja en seguridad y decidió patrullar las pocas estructuras y edificaciones que quedan en pie.
Cuenta que han sido dos noches «difíciles» por la presencia de hombres encapuchados que van en bicicletas y carros por las solitarias calles.
«Incluso se han metido en las casas quemadas. No sé qué buscan en esos lugares pero se ven peligrosos», advierte el inmigrante, que cree que el conjunto residencial donde vive llama la atención de los asaltantes porque aún tiene energía y se presenta como un oasis en medio de un desierto de destrucción.
Al menos 18 personas han sido arrestadas por saqueos en las áreas devastadas por los incendios, 15 de ellos fueron detenidos en el área del incendio Eaton, donde Torres vigila y los otros tres fueron detenidos en Palisades, una ciudad acaudalada hogar de estrellas de Hollywood y el deporte que prácticamente desapareció del mapa.
Como parte de los esfuerzos para detener los saqueos, el alguacil del condado de Los Ángeles, Robert Luna, puso en marcha anoche un toque de queda que está en vigor desde las 18:00 horas hasta las 6:00 de la mañana hora local de Los Ángeles.
Elizabeth Johnson, vecina de Altadena y evacuada por el incendio, dijo a EFE que está de acuerdo con que se haya establecido el toque de queda. Sin embargo, se queja de que no la hayan dejado pasar a ver qué pasó con su hogar. «Quiero ir por una medicina y ver qué ha pasado», añade con su voz entrecortada.
Torres asegura que se siente más protegido, pero aún así planea quedarse vigilante. «Los delincuentes no duermen», dice desde su experiencia.
Avances en el control de las llamas
A cuatro días de que se desataran los principales incendios que han destruido más de 12.000 estructuras, casi la mitad en Altadena y Pasadena, los bomberos han logrado finalmente controlar de alguna manera las llamas, gracias a que los vientos disminuyeron.
El jefe de bomberos del condado de Los Ángeles, Anthony Marrone, dijo que los equipos «estaban en su mejor posición hasta ahora para controlar los incendios».
El avance también se debe a la ayuda que ha llegado desde otros condados y estados vecinos como Arizona. Incluso México y Canadá han enviado equipos para ayudar en el combate de las llamas. Pero aún queda un largo camino por recorrer, especialmente en la búsqueda de víctimas mortales y atender a las personas que lo perdieron todo.