Ahora que ya no hace falta cambiar la hoja del calendario, pues el móvil, o celular en otras tierras, se encarga automáticamente de indicarnos que un año más ha comenzado, recordándonos aquel dicho que canta con euforia Cheo García con los Billo´s Caracas Boys, pidiendo: «Año nuevo, vida nueva/ más alegres los días serán./ Año nuevo, vida nueva/ con salud y prosperidad.». Esto en sí, es lo que todos, de una forma u otra esperamos, porque el simple cambio de un dígito, en esta ocasión de 4 a 5, debe de conllevar mejores expectativas. Sin embargo, en esta ocasión para muchos pensionistas mutualistas, al parecer no es como en la canción de Julio Iglesias, para el que la vida sigue igual. Muy al contrario: es peor. Tal vez este año, los pensionistas afectados por la devolución por parte del fisco (según el Diccionario de Autoridades de 1732 como «Erario Público» y más modernamente como «recaudador de impuestos») de cantidades pagadas de más por cotizaciones erróneas en el IRPF durante bastantes ejercicios fiscales, y por sentencia del Tribunal Supremo; se hayan visto desangelados cuando se ha anunciado el pasado 22 de diciembre, fecha muy próxima al día de los Santos Inocentes, que el pago se efectuaría solicitando la devolución en cuatro años desde 2025 a 2028, cuando se había anunciado que se efectuaría en un solo pago al finalizar el ejercicio de 2024. Así, que lo de año nuevo, vida nueva y aquello de que la vida sigue igual; «naranjas de la China», pues al parecer el próximo 29 de enero vamos a entrar en el Año Nuevo Chino, representado por la serpiente, y como sabemos algunas de ellas son ponzoñosas por contener en sus colmillos veneno para inmovilizar a sus presas. Y para consuelo, hay anuncios por ahí que dicen que los muertos cobrarán. ¡Anda ya!, que los vivos pueden decir aquello de «devuélveme el rosario de mi madre/ y quédate con todo lo demás», y permítenos disfrutarlo y no lo dejes para los deudos, algo que no sé, si lo llegarán a cobrar.

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