Ahora que ya no hace falta cambiar la hoja del calendario, pues el móvil, o celular en otras tierras, se encarga automáticamente de indicarnos que un año más ha comenzado, recordándonos aquel dicho que canta con euforia Cheo García con los Billo´s Caracas Boys, pidiendo: «Año nuevo, vida nueva/ más alegres los días serán./ Año nuevo, vida nueva/ con salud y prosperidad.». Esto en sí, es lo que todos, de una forma u otra esperamos, porque el simple cambio de un dígito, en esta ocasión de 4 a 5, debe de conllevar mejores expectativas. Sin embargo, en esta ocasión para muchos pensionistas mutualistas, al parecer no es como en la canción de Julio Iglesias, para el que la vida sigue igual. Muy al contrario: es peor. Tal vez este año, los pensionistas afectados por la devolución por parte del fisco (según el Diccionario de Autoridades de 1732 como «Erario Público» y más modernamente como «recaudador de impuestos») de cantidades pagadas de más por cotizaciones erróneas en el IRPF durante bastantes ejercicios fiscales, y por sentencia del Tribunal Supremo; se hayan visto desangelados cuando se ha anunciado el pasado 22 de diciembre, fecha muy próxima al día de los Santos Inocentes, que el pago se efectuaría solicitando la devolución en cuatro años desde 2025 a 2028, cuando se había anunciado que se efectuaría en un solo pago al finalizar el ejercicio de 2024. Así, que lo de año nuevo, vida nueva y aquello de que la vida sigue igual; «naranjas de la China», pues al parecer el próximo 29 de enero vamos a entrar en el Año Nuevo Chino, representado por la serpiente, y como sabemos algunas de ellas son ponzoñosas por contener en sus colmillos veneno para inmovilizar a sus presas. Y para consuelo, hay anuncios por ahí que dicen que los muertos cobrarán. ¡Anda ya!, que los vivos pueden decir aquello de «devuélveme el rosario de mi madre/ y quédate con todo lo demás», y permítenos disfrutarlo y no lo dejes para los deudos, algo que no sé, si lo llegarán a cobrar.
Así que, «año nuevo, vida nueva», debieron de pensar aquellos oriolanos de 1924 cuando cayó la hoja del calendario, y a partir de las campanadas se encontraron en enero de 1925, con una Orihuela que seguía teniendo como alcalde a José María Payá Megías, que había sido elegido el 16 de enero de 1924. Cargo al que dimitió el 6 de mayo del año siguiente.
En los primeros días del mes de enero de 1925, uno de los redactores del Semanario Social y Agrario «El Pueblo de Orihuela» que editaba la Federación de Sindicatos Agrícolas Católicos, mostraba la opinión del obispo de la Diócesis Francisco Javier Irastorza y Loinaz sobre las necesidades que tenía Orihuela y sus partidas rurales. Sobre ello, decía el prelado que era primordial atender a la enseñanza, pues había pocas escuelas, apuntando que se debía acudir a las facilidades que daba el Gobierno para la construcción de locales-escuelas. Así como, llevar a cabo la construcción de casas baratas aprovechando las ayudas que concedía el Instituto Nacional de Previsión. Por último, otro tema que detectaba el obispo era la mejora de las aguas potables por los problemas de higiene y salud pública que acarreaban.
Por otro lado, la campaña de exportación de naranjas comenzaba y era deseo que el embarque se efectuase desde el puerto de Alicante, al que llegaban barcos a cargar procedentes de Inglaterra y Alemania, aunque nadie se hacía eco de ello y no se decidían a fletar barcos desde la capital.
Sin embargo, al parecer todo se había solucionado al establecer un acuerdo un consignatario alicantino con otros valencianos. Además, los exportadores reclamaban de poderes públicos la aplicación de una tarifa especial para frutos por parte de la Compañía de Ferrocarriles Andaluces.
Por su parte la Federación de Sindicatos Agrícolas de Orihuela ofrecía a sus socios la venta de simientes de gusano de seda, y de patata procedente de la provincia de Burgos. En urbanismo, se anotaba la necesidad de mejorar las calles de Salitre (actual Rufino Gea) y Adolfo Clavarana (tradicionalmente del Colegio, y se demandaba una actuación en la segunda mitad de la calle de San Juan, que siempre se veía afectada en las inundaciones.
También desde Orihuela, como en otros lugares de España se hacía eco de la defensa de la Monarquía de Alfonso XIII, debido a la campaña antipatriótica que en el extranjero estaba llevando a cabo el periodista, novelista y político republicano valenciano Vicente Blasco Ibáñez. Ante ello, el 1 de enero se celebró en nuestra ciudad una manifestación silenciosa por las principales calles y plazas en adhesión al Rey. De igual manera que el 23 de dicho mes, se efectuó otra manifestación en Madrid para «protestar de las groserías, falsedades y calumnias de unos descastados que se han empeñado en menguar la figura del magnánimo Rey». A ella acudieron alcaldes de toda España, y comisiones de municipios, diputaciones, nobleza, industria y comercio. Desde Orihuela asistieron las siguientes personas: el obispo Irastorza, el diputado provincial Francisco Díe Losada, el alcalde José María Payá Megías, los tenientes de alcalde Agustín Caballero Hernández y Eusebio Escolano Gonzalvo y el concejal Juan Pertusa: Así como: Luis Almarcha Hernández por los Sindicatos Agrícolas Católicos; por Unión Patriótica, Manuel y Ángel Gómez Pardo; por el Somatén, Tomás Guillén y Vicente Bellido Polo; por el Colegio de Médicos. Abel de los Ríos; por el Círculo de Bellas Artes, Ignacio Genovés; por la Caja de Ahorros y Socorros y Monte de Piedad de Ntra. Sra. de Monserrate, Francisco Germán Moreno. Fechas antes, en la tarde del día 19 de enero, se reunía el Pleno Municipal para acordar un homenaje a los Reyes de España.
Se estaba viviendo la Guerra de África, y en la ciudad se prestaba atención a los mutilados debido a la contienda y había intención de organizar festivales para atender «a los defensores de nuestra Patria que se inutilizaron en tierra de moriscos». A fin de recaudar fondos, en este mes se organizó una postulación de señoritas y una Fiesta de la Flor, en la que se emplazaron mesas petitorias en la calle Santiago, en la que se encontraban la marquesa de Rubalcava y Dolores Moreno de Guillén; Paseo de Sagasta que contó, entre otras, con Isabel Brufal de Ballesteros y Dolores Ballesteros de Garriga; Casino Orcelitano, en la que estaba María Garriga de Maseres. Al igual que en la calle Mayor y en la Glorieta. La recaudación total de donativos ascendió 3.108,30 pesetas.
El martes día 13 de enero se reunía el Comité del Partido Judicial de la Unión Patriótica que presidía el diputado provincial Francisco Díe Losada, y del que formaban parte como vocales en representación por Orihuela, José Clavarana Garriga, Eusebio Escolano Gonzalvo y Ascencio García Mercader.
Había transcurrido una semana, desde que los Reyes Magos visitaran Orihuela y con tal motivo, el Círculo de Bellas Artes organizó una fiesta para regalar juguetes a los niños pobres y visitar a los asilados en los establecimientos benéficos. Pero, en ese mes de enero de 1925, en Orihuela además de celebrarse algunas fiestas civiles y religiosas, se recibía a visitantes ilustres, se practicaba el deporte del balón pie, se disfrutaba de la zarzuela y de las proyecciones cinematográficas y se homenajeaba a algunos oriolanos, aunque fuera poniendo una lápida funeraria en el Cementerio. De todo ello, trataremos en la próxima a la espera de que se recapacite por parte del fisco, sobre la devolución a plazos a los pensionistas mutualistas, y que el «rosario de su madre» no vaya por misterios separados sino los quince seguidos como si fuera el salterio de ciento cincuenta avemarías.