Parthenope es a Nápoles lo que La gran belleza era a Roma. Paolo Sorrentino, el director de Fue la mano de Dios -precedente de esta cinta, aunque aún inédita en las pantallas cordobesas-, homenajea al territorio de la infancia y juventud a través de una mujer, capaz de enamorar a la cámara, Celeste Dalla Porta, alguien que irrumpe en el cine para dejar al espectador completamente hipnotizado ante su imagen, de principio a fin. Son ciento treinta y seis minutos de espectáculo explosivo de belleza, color… fulgor y decadencia.

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