Lo que no puede ser no puede ser y, además es imposible. Si el mundo se ha globalizado, como se puede ver ya no solo en la dimensión sino también y especialmente en la forma en que operan las empresas, que ya no sólo tienen filiales sino incluso sedes principales en otros varios países del mundo, si nadie quiere quedarse descolgado, ha de asumir las reglas de la operación global. Punto. Nos hay escape.

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