A Europa le ha salido un trol de dimensiones colosales y no sabe cómo lidiar con él. Desde hace algunas semanas, el hombre más rico del mundo, mano derecha de Donald Trump y altavoz del populismo reaccionario con más de 211 millones de seguidores en X, anda embarcado en una intensa campaña de injerencia en la política europea. Elon Musk ha pedido la dimisión del canciller alemán y el primer ministro británico; ha expresado su apoyo a la extrema derecha en Alemania, Italia, Rumania o Reino Unido; y se ha cebado con la nueva Comisión Europea tildándola de “antidemocrática”. Su agresividad hacia los aliados tradicionales de Estados Unidos parece ser la avanzadilla de lo que Trump prepara, un Trump al que está sirviendo como embajador oficioso en vísperas de su regreso a la Casa Blanca. La pregunta es qué hay detrás de esa campaña. Y aunque nadie parece saberlo a ciencia cierta, los intereses empresariales de Musk en el continente podrían aportar algunas respuestas.

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