Empieza la cuenta atrás para la investidura de Donald Trump como presidente de EEUU (20 de enero). Con su regreso al Despacho Oval, dará comienzo a una nueva era al frente de la Casa Blanca que no estará marcada precisamente por la tranquilidad, a tenor de sus últimas declaraciones. Por ello, los analistas avisan que, «como ocurrió durante su primer mandato, debemos estar de nuevo preparados para comentarios a veces muy desestabilizadores«.

Así lo cree Sebastian Paris Horvitz, director de análisis de LBP AM, accionista mayoritario de la gestora LFDE, quien también subraya que «los mercados no serán inmunes a estos comentarios, que generan volatilidad«.

Prueba de ello es que Trump ya ha empezado a «avivar las tensiones con mensajes amenazantes«. De hecho, este mismo martes, durante una rueda de prensa en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida (EEUU), volvía a advertir a Panamá con recuperar el control del Canal; y no descartaba la posibilidad de recurrir al uso de la fuerza militar para lograrlo, después de acusar al país centroamericano de imponer tarifas de paso excesivas a los barcos estadounidenses que utilizan esta vía fluvial.

«El Canal de Panamá fue construido para nuestro Ejército. El Canal de Panamá es vital para nuestro país. Está operado por China. Se lo entregamos a Panamá, no a China, y han abusado de ese regalo. Nunca debió haberse tomado esa decisión», decía el presidente electo.

Pero Trump va más allá en sus planes expansionistas y pretende hacerse con Groenlandia usando aranceles de «alto nivel» para persuadir a Dinamarca de que renuncie a la isla. «La gente ni siquiera sabe si Dinamarca tiene derecho legal a ello, pero si lo tiene, debería renunciar a él porque lo necesitamos para la seguridad nacional».

Canadá tampoco se ha quedado al margen de las intenciones del republicano, quien ha reiterado su opinión de que su vecino del norte debería de ser el «Estado 51» de Estados Unidos.

«Estados Unidos no puede sufrir más el déficit comercial y las ayudas que Canadá necesita para seguir a flote. Justin Trudeau lo sabía, y dimite. Si Canadá se uniera a Estados Unidos, no habría aranceles, los impuestos bajarían considerablemente y estarían totalmente seguros ante la amenaza de los barcos rusos y chinos que los rodean constantemente. ¡Juntos, qué gran nación seríamos!», ha señalado Trump.

Otro de los países en el foco del magnate es México, de quien cree que se está aprovechando de EEUU en el comercio y que está acosado por problemas masivos, destacando la violencia vinculada a las bandas de narcotraficantes.

En este sentido, ha sugerido que buscará expandir la influencia estadounidense en el hemisferio occidental, incluso cambiando el nombre del Golfo de México a Golfo de América. «Vamos a cambiar el nombre del Golfo de México por el de Golfo de América, que tiene un hermoso anillo que cubre mucho territorio».

PLANES ARANCELARIOS

Más allá de esto, una de las ‘señas de identidad’ del segundo mandato de Trump es su plan arancelario. Su intención pasa por imponer aranceles del 25% a México y Canadá y un arancel adicional del 10% a China. Y ha amenazado a Europa con ellos si no compensa su enorme déficit con Estados Unidos mediante la compra a gran escala de petróleo y gas.

A este respecto, y según ha adelantado ‘CNN’, el presidente electo está considerando declarar una emergencia económica nacional para proporcionar una justificación legal a la amplia gama de aranceles que quiere imponer. Esto le permitiría construir un nuevo programa arancelario utilizando la Ley de Poderes de Emergencia Económica Internacional, conocida como «IEEPA», que autoriza unilateralmente a un presidente a gestionar las importaciones durante una emergencia nacional.

Con todo, y «además de la volatilidad, otros temores siguen muy presentes: los posibles efectos inflacionistas de las políticas proteccionistas y la laxitud presupuestaria, así como la incertidumbre sobre la política monetaria», concluye Paris Horvitz.

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