La Audiencia de Barcelona ha condenado a dos penas de prisión permanente revisable a Marcos F., un comercial juzgado por asesinar en 2019 a un matrimonio de ancianos en el barrio de la Bordeta, en el distrito de Sants-Montjuïc de Barcelona. Lo hizo para evitar que lo denunciaran por haberles estafado dinero con productos relacionados con la salud y el bienestar de personas de la tercera edad que eran innecesarios para las víctimas.
La sentencia impone al condenado dos penas de prisión permanente revisable, una por cada crimen, así como 4 meses y 15 días de prisión por un delito de estafa. Además, deberá indemnizar al hijo y a las nietas de las víctimas con 250.000 euros. Hace unas semanas el jurado lo declaró culpable de este crimen.
El tribunal también señala que el condenado deberá pasar un mínimo de 22 años en prisión para conseguir el tercer grado penitenciario y que antes de revisar la pena de prisión permanente deberá permanecer entre rejas 25 años. La sentencia señala que Marcos F. trabajaba en 2019 como comercial del sector de productos relacionados con la salud y el bienestar de personas de la tercera edad.
Desde marzo de ese año una relación profesional con este matrimonio, lo que hizo que asistiera con frecuencia al domicilio de la pareja, de la que fue ganándose su confianza. En estas visitas se aprovechó de su situación médica y de la necesidad de compañía que tenían para venderles gran cantidad de productos relacionados con la salud, la mayoría de ellos innecesarios, con los que obtenía grandes sumas de dinero.
«A través de esa relación comercial y personal, el acusado tuvo acceso a los datos de filiación y de la tarjeta bancaria», señalaba la Fiscalía por lo que el condenado, que tenía graves problemas de adicción a las drogas, hizo cuatro extracciones de dinero en varios cajeros e intentó conseguir transferencias de dinero.
Cuando se enteraron, las víctimas pidieron explicaciones a Marcos F. que, para evitar una denuncia por estafa, acudió al domicilio del matrimonio y los asesinó con un cuchillo y golpeándolos repetidas veces, según la sentencia. El jurado tuvo en cuenta que el condenado se aprovechó de la vulnerabilidad de los ancianos para asesinarlos.
