El Mallorca está a dos partidos de un título. Por mucho que se enfrente al todopoderoso Real Madrid, la realidad es que se ha ganado salir hoy al césped del majestuoso King Abdullah de Yeda (Arabia Saudí) con el orgullo de que se lo merece y con la ambición de querer levantar la Supercopa de España.
El rival es temible, quizá el peor posible en el mundo, pero esta baza debe jugar a su favor para tratar de dar la talla y soñar con dar la campanada. Además, eso fastidiaría la fiesta a una afición local que espera un clásico después del triunfo del Barcelona ante el Athletic (2-0). Los únicos que lo pueden evitar son los de rojo y negro. No hay nada que perder, las obligaciones estarán en el otro lado del campo, por lo que toca dejárselo todo para, al menos, quedarse con la conciencia tranquila ante los ojos del planeta futbolístico. Es cierto que el ridículo de Pontevedra en la Copa hizo daño, pero esta es otra historia.
Todo apunta a que Samu Costa, que hace un mes estaba descartado por su lesión en el sóleo, será titular, a pesar de que está «justo», como confesó Arrasate en la previa. Eso provocará que el técnico vasco apueste por uno de sus onces previsibles. Greif estará en la portería, con Maffeo y Mojica en los laterales y los eternos Raíllo y Valjent en el eje de la zaga. El portugués, o en su defecto Omar Mascarell, ocupará el centro del campo con Morlanes, Dani Rodríguez y Darder, mientras que en la delantera jugarán Larin y Muriqi.
La principal misión es tener personalidad y estar muy concentrados para no cometer errores ante los Vinicius, Mbappé y compañía y después buscar un zarpazo decisivo. El Real Madrid, eso sí, llega con la mochila cargada de confianza y con el propio Vinicius disponible al poder cumplir sus dos partidos de sanción en liga. Los de Carlo Ancelotti buscan abrir el año con un nuevo título que revalidaría el conquistado en la pasada edición del torneo.
Tras iniciar la campaña con la conquista de la Supercopa de Europa, superando al Atalanta, y la superioridad exhibida en la Copa Intercontinental ante el Pachuca mexicano, los blancos encaran su tercera opción de título de los siete a los que opta. El preparador italiano podrá alinear a su ataque de gala, con Vinicius, Mbappé y Rodrygo, escoltados por Jude Bellingham. La única duda por despejar es el tercer integrante del centro del campo junto al incombustible Fede Valverde, con Camavinga, Ceballos y Modric pugnando por la plaza, mientras que Tchouaméni seguirá de central con Rudiger. Es el más difícil todavía para los baleares, pero no es imposible.
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