Pocos cargos generan tanto desgaste como el de presidente de Renfe, una empresa pública que opera trenes pero que, sobre todo en los últimos 15 años, se ha convertido en arma arrojadiza entre trincheras políticas. Raül Blanco ha sido el último en saborear la crudeza de esta silla que depende del Ministerio de Transportes. Nombrado en febrero de 2023, ha anunciado su dimisión este martes «por motivos personales«. Abandonará el puesto el 14 de enero y será el Consejo de Ministros quien hará oficial el nombramiento del sucesor, un nombre que ya ha trascendido: Álvaro Fernández Heredia, actual secretario general de Movilidad Sostenible. Será el noveno presidente de Renfe en 25 años.
Renfe Operadora, la empresa que todavía preside Blanco y que tiene una plantilla de 15.000 trabajadores, es una de las dos compañías que surgieron en 2005 tras la división de la histórica Renfe, cuyo primer presidente, el ingeniero industrial Gregorio Pérez Conesa, fue nombrado en febrero de 1941. La otra fue Adif, la encargada de gestionar, actualizar y mantener la infraestructura ferroviaria. El de máximo responsable de Adif es, de hecho, otro cargo con una importante volatilidad, con ocho presidentes desde el 1 de enero de 2005.
La permanencia media en el cargo es de tres años, pero la cosa ha ido claramente de más a menos. El siglo llegaba con Miguel Corsini como presidente de Renfe. Nombrado el 14 de junio de 1996 por el PP en substitución de Mercè Sala (la madre del sistema ferroviario de cercanías), este abogado que hasta entonces ocupaba el cargo de director de Relaciones Internacionales de la empresa, estuvo en el puesto hasta mayo de 2004. Casi ocho años, un mundo si se tiene en cuenta la alternancia que estaba por llegar.
Planes a corto plazo
Le substituyó el sevillano José Salgueiro, un economista que aguantó la silla durante cinco años. En mayo de 2009 es cuando el baile se complica: Teófilo Serrano (hasta enero de 2012), Julio Gómez-Pomar (en la presidencia hasta octubre de 2014), Pablo Vázquez (apeado en diciembre de 2016), Juan Alfaro (su adiós se anuncia en junio de 2018) e Isaías Táboas (hasta febrero de 2023). Si se coge como referencia los últimos 15 años, Renfe Operadora ha cambiado de presidente cada dos años y medio, margen ciertamente escaso para poder tejer estrategias a largo plazo.
Hay un lógico y esperable paralelismo entre los nombramientos y el devenir del Gobierno del Estado. Salgueiro, por ejemplo, asume el cargo el 8 de mayo de 2004, dos meses después del atentado del 11-M en Atocha y con José Luis Rodríguez Zapatero estrenando presidencia del Gobierno tras ocho años con José María Aznar en la Moncloa. En esas dos legislaturas lideradas por el PSOE hubo dos jefes de Renfe. Con la llegada de Mariano Rajoy las cosas fueron bastante más volátiles, con tres presidentes entre enero de 2012 y junio de 2018. En la era de Pedro Sánchez está por nombrarse el tercer mandatario en los últimos seis años y medio.
Cosas del ministro
Las salidas de los presidentes de Renfe han tenido casi siempre un tono amistoso, vinculado, supuestamente, al deseo del implicado de emprender nuevas aventuras en el sector privado. Parece ser el caso de Blanco, y la misma explicación se dio, por ejemplo, el 1 de diciembre de 2016 con el cese de Pablo Vázquez, que durante su mandato logró prorrogar el plazo de ejecución de las obras del tren que une Medina y La Meca y cerró la compra de 15 nuevos trenes de alta velocidad.
El nuevo presidente de Renfe tendrá entre sus cometidos, más allá de gestionar cerca de 500 millones de viajeros anuales en España, gestionar el papel que el operador debe jugar en Cataluña tras el traspaso total de competencias pactado en el Govern de ERC en noviembre de 2023. El acuerdo incluye la creación de un nuevo operador ferroviario, controlado a medias por el Estado y la Generalitat. Esta empresa de nueva creación, de hecho, ya debería tener los estatutos preparados y es probable que sea una de las primeras carteras que el jefe de Renfe Operadora se encuentre sobre la mesa. La Generalitat tiene previsto presentarlo en los próximos días. Un estreno prometedor.