El futuro de Joan Peñarroya como técnico del Barça de baloncesto se decidirá en los próximos días. Tras una nueva derrota del equipo en partido de ACB, en este caso ante el colista, el Bàsquet Girona, los próximos dos partidos serán claves para solucionar el futuro del entrenador catalán. Por un lado, ante el Mónaco (mañana, 19:00h), líder de la Euroliga, y más adelante, frente a Gran Canaria (domingo, 13:00h), equipo en puestos de play-off en la liga en estos momentos. No clasificarse para la Copa del Rey podría ser la gota que colme el vaso de la paciencia de Cubells, Navarro y Mario Bruno. Tras el desastre de Fontajau, estos dos últimos estuvieron más de veinte minutos hablando con el técnico egarense y pidiendo explicaciones ante la deriva del equipo.
Por lo tanto, ante la mala dinámica en la que se ve inmersa el equipo, Peñarroya se juega su puesto en los dos compromisos más inmediatos del equipo. No obstante, aunque no ganar ante los monegascos pondría todavía más contra las cuerdas al técnico catalán, la prueba definitiva y lo que precipitaría su destitución sería una derrota en las Islas.
Hasta la fecha, el rendimiento de la plantilla, configurada en un inicio para disputar todos los títulos, no ha respondido a las expectativas. Buen reflejo de ello son las tablas clasificatorias de las competiciones que el Barça disputa. Por un lado, en la liga doméstica, tras la debacle en Fontajau, el equipo se ubica en la novena posición, con un balance de 7 triunfos y 8 derrotas y con las opciones de acceder a la Copa del Rey cada vez más escasas.
Por otro lado, las cosas no mejoran en exceso en Euroliga. Después de un gran inicio de temporada, el rendimiento del equipo ha disminuido considerablemente. Tanto es así que los pupilos de Peñarroya se sitúan en el décimo puesto, al borde de caerse de las posiciones de play-in (mismos triunfos que Zalgiris y Milán, undécimo y duodécimo respectivamente). Una situación que muestra una falta de competitividad evidente y que se explica a partir de ciertos aspectos concretos del juego.
Las claves del desastre azulgrana
Minutos finales
Uno de los principales debes del Barça esta temporada es la nula capacidad para cerrar los partidos. Sucedió ante el Girona en el partido de ayer, pero se trata de una tónica habitual y recurrente en los últimos enfrentamientos del equipo. Un aspecto sobre el cual el Peñarroya ya clamó tras la derrota ante la Penya el pasado fin de semana: «Otro partido igualado. En muchos minutos de partido podíamos estar mejor pero al final lo teníamos de cara, cuatro arriba, y no lo hemos sabido cerrar», para terminar añadiendo: «El equipo está compitiendo, incluso cuando no juega bien, pero está perdiendo. De todos los finales igualados de las últimas tres semanas no hemos sacado ninguno. Es evidente que no tenemos la confianza para resolver los partidos». Una tendencia que el equipo no supo revertir ante Girona. De hecho, todo lo contrario, porque a 3 minutos y medio para el final el Barça vencía por 10 puntos. Terminó perdiendo por 1 (91-90).
Escasez de ideas en ataque
Otra vertiente en la que el Barça cojea es el ataque. Pese a ser el tercer equipo que más anota por partido en ACB (89,1 puntos), al equipo se le intuye una falta de ideas evidente en labores ofensivas y es incapaz de construir ataques de manera elaborada y con una idea clara y concreta. Hay poco movimiento de balón y no se potencian situaciones de poste bajo. Todo ello dificulta el hecho de encontrar a los jugadores en posiciones favorables en las que exploten sus mayores virtudes. Problemáticas se acentúan con la baja de Nico Laprovittola.
En gran parte de las posesiones en ataque se confía en el talento innegable de jugadores como Kevin Punter o Jabari Parker. No obstante, ante la falta de generación ofensiva los lanzamientos que se ven obligados a ejecutar no son favorables, ni por posición ni por condición. Con ello, se produce un desperdicio constante de las posesiones ofensivas del equipo y, como consecuencia, pérdidas de balón, algunas de ellas en momentos clave.
Defensa
Si el ataque puede suponer un problema en ocasiones, la defensa todavía más. Buena prueba de ello son los dos partidos más recientes en ACB, en los que el equipo ha encajado 91 puntos en cada uno de ellos. Una sangría que se explica en gran parte por una desganada defensa de cambios que, hasta la fecha, no está siendo efectiva, en gran parte por la poca movilidad y capacidad de reacción de los interiores. Con un Willy Hernangómez poco intimidante en sus funciones de protector de aro, y un Jan Vesely que no está ofreciendo sus mejores prestaciones esta temporada, la defensa azulgrana se resiente.