El 25 de mayo del año pasado, un joven francés de tan solo 20 años hizo estallar de alegría el público que se acercó a disfrutar de la final del ATP 250 de Lyon. Era un día antes de que se iniciara una nueva edición de Roland Garros cuando un desconocido Giovanni Mpetshi Perricard sorprendió a todos alzándose con el trofeo.
Por entonces había conseguido subir por primera vez del Top200 del ranking, en la que fue su primera gran alegría en un torneo ATP. Fue sobre tierra batida, donde probablemente puede desplegar con peor magnitud su gran virtud, el servicio.
Aupado con sus más de dos metros de altura, el francés también consiguió alzarse con el trofeo del ATP 500 de Basilea, avisando que lejos de ser un simple sacador, atesoraba muchos recursos y mucho talento en sus manos.
Cerró su primera temporada en la élite del tenis con unos números espectaculares y unos registros desde el servicio que no el enorme John Isner pudo igualar. El francés llegó a los 500 aces con solo 29 partidos ATP, dos menos que el estadounidense, que todavía lidera la lista de jugadores con más servicios en su carrera, con un total de 14.470.
Pero no solo se trata de la potencia con su primer servicio, sino de la fiabilidad que muestra cuando el turno de servicio cae de su lado. Entre el ATP 500 de Basilea y el Masters 1000 de París del año pasado, Perricard fue capaz de mantener su servicio durante seis partidos y 15 sets de manera consecutiva, dejando en el camino rivales de la talla de Tiafoe, Shelton o Rune, que también poseen en su servicio una gran arma.
AÑO NUEVO, MÁS PELIGRO
2025 no ha empezado de forma muy distinta. En Brisbane, el torneo que abrió la temporada, Perricard cayó en semifinales ante otro gran sacador, seguramente el mejor junto a él ahora mismo, Reilly Opelka. Antes de ello, consiguió derrotar a Kyrgios, Tiafoe y Mensik, jugadores de gran nivel, todos ellos sin poder arrebatar un solo servicio al francés.
36 aces ante Kyrgios, 20 ante Tiafoe, 19 ante Mesnik y 10 más ante Opelka. En total, 85 servicios directos en apenas cuatro partidos que hacen una misión de alto nivel poder derrotar ahora mismo a Perricard si se muestra mínimamente fiable con su servicio.
Aprovechar los pequeños despistes que pueda tener y sobre todo, no dar un mínimo regalo al resto, es imprescindible para frenar a un jugador que aterroriza a pocos días de conocer el cuadro final del Open de Australia. Es capaz de vencer a cualquiera y de hacerlo de forma más que solvente si su potencia al servicio termina por desquiciar al rival, como se vio recientemente con Jakob Mensik, que se desesperó intentando frenar el bombardeo desde el servicio que le llegaba desde el otro lado de la pista.
UN SERVICIO SIN PRECEDENTES
«He jugado contra Karlovic, Isner o Raonic, todos grandes sacadores, y él tiene el mejor con diferencia. Fue interesante» aseguró Kyrgios tras su duelo en primera ronda de Brisbane. Y es que no se trata de un primer servicio potente. Va mucho más allá. Perricard sirve por encima de los 230 kilómetros hora de forma habitual, tanto con su primer servicio, como en el segundo. Una odisea para cualquiera.
Pero lejos de su servicio, el francés es capaz de moverse con rapidez y fluidez por la pista, con un ágil juego de piernas y unos golpes agresivos desde el fondo de pista en busca de conseguir la subida a la red, donde es prácticamente infalible.
Revés plano a una mano y derecha potente y agresiva completan el juego de uno de los grandes peligros actuales en el tenis. Jugar contra él es muchas veces sinónimo de jugar varios ‘tie breaks‘ y con la fiabilidad de su servicio, deja el porcentaje muy desequilibrado para cualquiera de sus rivales. En Melbourne, a cinco sets, la tarea de derrotarlo aumenta de dificultad.
PRUEBA DE ALTURA
Además, Perricard lleva días ya en Melbourne Park, donde entrenó junto a Carlos Alcaraz este pasado lunes dejando buenas muestras de su gran clase y talento. Carlitos podría volver a encontrarse con él a partir de la tercera ronda, puesto que Perricard parte ya entre los principales 32 cabezas de serie.
Instalado en el número 30 de la clasificación ATP, ha conseguido escalar más de dos cientos puestos, demostrando que su nivel va mucho más allá de la fuerza y la potencia.
Perricard es ya una realidad y en Australia amenaza de forma muy seria a dejar a cualquiera en el camino. Sus dos metros y tres centímetros se convierten en una montaña muy alta de escalar, dejando su nombre en la lista negra de todos los jugadores en el sorteo del cuadro final del próximo jueves.