Año nuevo, vida nueva. O eso, al menos, nos repetimos cada 1 de enero. Sin embargo, los buenos propósitos –llevar una dieta más equilibrada, hacer ejercicio, reducir el estrés, dedicar más tiempo a uno mismo…– se quedan muchas veces en agua de borrajas antes de acabar el primer trimestre del año. Los especialistas recalcan que para cumplir estos buenos propósitos es fundamental que las metas sean realistas y saber cuáles son las barreras a las que nos enfrentamos y también nuestras verdaderas motivaciones, ya que en muchas ocasiones nos marcamos objetivos influenciados por nuestro entorno. Pero si lo que nos proponemos es cuidar nuestra salud física, mental y, por qué no, sexual, solo es necesario desechar algunos hábitos y adoptar otros.

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