Año nuevo, vida nueva. O eso, al menos, nos repetimos cada 1 de enero. Sin embargo, los buenos propósitos –llevar una dieta más equilibrada, hacer ejercicio, reducir el estrés, dedicar más tiempo a uno mismo…– se quedan muchas veces en agua de borrajas antes de acabar el primer trimestre del año. Los especialistas recalcan que para cumplir estos buenos propósitos es fundamental que las metas sean realistas y saber cuáles son las barreras a las que nos enfrentamos y también nuestras verdaderas motivaciones, ya que en muchas ocasiones nos marcamos objetivos influenciados por nuestro entorno. Pero si lo que nos proponemos es cuidar nuestra salud física, mental y, por qué no, sexual, solo es necesario desechar algunos hábitos y adoptar otros.
Llevar una dieta más equilibrada es uno de los propósitos que muchas personas se hacen con la llegada del nuevo año, sobre todo si las reuniones familiares han pasado factura en forma de kilos de más. Entonces, la meta que se dibuja en el horizonte es perder peso lo antes posible y sin esfuerzo. En este sentido, la nutricionista y doctora en Farmacia Amil López Viéitez, creadora de la Dieta Coherente, advierte del peligro que suponen para la salud las dietas y productos milagro. «Lo importante si se quiere perder peso es no caer en las garras de las dietas milagro. A corto plazo cualquier restricción alimentaria nos parece que nos está ayudando. Sin embargo, a medio y largo plazo, descompensan el apetito y generan más ansiedad. Además, están relacionadas con trastornos alimentarios y con la relación tóxica con la comida», afirma la especialista viguesa.
«La dieta tiene que ser compatible con la vida social»
Para esta nutricionista, lo ideal es ponerse en manos de un especialista y no dejarse embaucar por dietas que no están respaldadas por bibliografía científica. «La dieta tiene que ser variada y equilibrada. No puede descuidar fuentes de proteína como pescado, frutos secos, legumbres e incluso marisco, ni las grasas saludables. Además, la dieta tiene que ser compatible con la vida social. Si no, termina abandonándose», afirma.
Si, sencillamente, lo que se pretende es mejorar la alimentación, las pautas son sencillas: incorporar más alimentos frescos y de temporada, incluir al menos dos o tres raciones de legumbres y pescado a la semana, productos propios de las dietas mediterránea y atlántica; planificar los menús, no dejarlos a la improvisación; y cocinar más y reducir la ingesta de comida preparada y productos ultraprocesados. «De esta forma –subraya–, obtendremos más nutrientes esenciales y, además, ahorraremos».
Respecto a los hábitos de alimentación actuales, la especialista lamenta que se esté abandonando la dieta atlántica, tan rica en Omega 3, elemento fundamental para prevenir la inflamaciónal y el colesterol, entre otras enfermedades, al tiempo que recuerda que no es conveniente consumir lácteos desnatados. «Estamos perdiendo vitamina D, una carencia muy frecuente en adultos, y calcio», explica.
Si la alimentación es uno de los propósitos que se plantean para llevar una vida más saludable en el nuevo año, la actividad física es otro. La ciudadanía es cada vez más consciente de los beneficios que reporta. El ejercicio de fuerza, por ejemplo, incrementa la resistencia anaeróbica, la fuerza muscular y el tamaño de los músculos. «La tonificación muscular y el control del estrés son dos factores muy importantes para el control del metabolismo, que se hace más lento con la edad», explica Viéitez.
Bienestar emocional
Los factores externos que generan estrés no se pueden controlar, pero la psicóloga Diana Rodríguez explica que hay una serie de factores que sí dependen de nosotros y que pueden mejorar nuestro bienestar emocional: una comunicación consciente y constructiva; escribir con el objetivo de planificar o desahogar; mantener un autodiálogo positivo basado en ilusiones y en soluciones y no en la rumiación del problema, y dormir bien, a las que hay que sumar actividades placenteras, como practicar deporte, ir al cine, leer, pintar, meditar y pasar tiempo de calidad con personas importantes para nosotros.
«Ilusionarnos y repartir las tareas reduce el estrés»
Para reducir el nivel de estrés, recomienda planificar el día a día con cierta flexibilidad, no sobrecargarnos y no responsabilizarnos de lo que no nos pertenece. «También es importante reservarnos tiempo de descanso, ilusionarnos, repartir las tareas y la resolución de conflictos mediante reuniones familiares nos ayuda a reducir el nivel de estrés. Y practicar los cinco lenguajes del amor: físico, palabra, tiempo, detalles y actos de servicio», concluye.
Por el contrario, advierte de que la desorganización, la sobrecarga de tareas, las prisas, las peleas y los gritos son fuertes factores estresantes que hay que eludir.
Respecto a los niños, señala que lo más importante es prevenir el estrés con horarios y normas claras, tiempos de descanso, el uso de un lenguaje amable y el reparto de tareas.
Para los momentos concretos de estrés, recomienda parar y realizar ejercicios de respiración. «Podemos utilizar nuestra mano como guía para inspirar y espirar mientras que con un dedo recorremos la otra mano subiendo al tomar el aire y bajando al expulsarlo. Otro truco es dibujar en una piedra pequeña por un lado una flor y por otro una vela: en momentos de estrés, agarro la piedra y huelo la flor y soplo la vela. La respiración es nuestra gran aliada para encontrar rápidamente la calma», explica.
No descuidar la salud sexual
Muchas veces, la vida sexual se escapa de los propósitos para el año nuevo, aunque no por ello es menos importante. Sin embargo, la psicóloga y sexóloga Emma Placer advierte de que primero tenemos que valorar si estamos en armonía con nuestra vida. «Si vivimos en pareja es muy importante, más que practicar sexo, hablar de sexo. No siempre tiene que ser en un contexto erótico, sino hablar para conocer los deseos, fantasías y también los límites de la otra parte. Da igual la edad que se tenga: explorar, aprender, leer e informarse sobre sexualidad ayuda en todos los casos a mejorar y disfrutar más», afirma.
«Explorar y aprender sobre sexualidad nos ayuda a mejorar y a disfrutar más»
Según esta especialista, las expectativas sobre lo que tiene que ser y cómo ha de ser suelen ser el principal problema en el sexo. «Escucho todas las semanas a las parejas decir que lo normal es tener relaciones dos veces por semana y que ellos las tienen dos veces al mes. Y yo les pregunto que si disfrutan de esas dos veces, ¿dónde está el problema? A veces, estas expectativas las traemos heredadas de otras fases de la relación, sobre todo del inicio. Tenemos que normalizar que en las relaciones de pareja, a partir del segundo o tercer año, hay un cambio de conducta sexual de acomodo y rutina, y que tenemos que aceptarlo, adaptarnos y reaprender qué me produce placer en el presente, explorar y seguir aprendiendo juntos», argumenta.
Una vez que se ha asumido este acomodo no como un problema, sino como una oportunidad de cambio, hay que reducir el estrés de la vida en general y el que puede provocar el no tener las relaciones sexuales deseadas. «Conviene eliminar los estímulos que nos pueden distraer de la tranquilidad, sobre todo las pantallas. Se puede probar un día a la semana a desconectar totalmente del ocio digital y ver qué pasa. Normalmente vamos a buscarnos íntimamente», añade Placer, que asegura que el relax y estar en paz con uno mismo ayuda a vivir todas las áreas de la vida con plenitud, se tenga pareja o no.
Y un úlltimo consejo de la sexóloga para quienes viven en pareja: mantener la independencia personal. «Ser independiente de la pareja emocional, socialmente, etcétera es la clave para que las parejas vivan felices y tengan mejores expectativas de satisfacción», argumenta.
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