El presidente federal de Austria, Alexander Van der Bellen, ha encargado este lunes al líder del partido ultraderechista, euroescéptico y prorruso FPÖ, Herbert Kickl, la formación un nuevo gobierno, tras el colapso de las negociaciones entre conservadores y socialdemócratas el sábado pasado.
Este domingo, el nuevo líder interino del partido conservador ÖVP, Christian Stocker, había anunciado que su partido está dispuesto a negociar con el FPÖ sobre la formación de una coalición de Gobierno, tras descartar esta posibilidad durante meses ante la radicalidad de Kickl.
El FPÖ ganó a finales de septiembre las elecciones generales, con un 28,8% de los votos, delante del ÖVP, con un 26,3% de las papeletas.
Ante la aparente negativa de todos los partidos políticos de cooperar con el FPÖ de Kickl, Van der Bellen entregó el encargo de formación Gobierno al ÖVP, que junto con el partido socialdemócrata SPÖ y los NEOS liberales intentó formar un tripartito.
Sin embargo, estas negociaciones colapsaron, primero el viernes al salirse los liberales y definitivamente el sábado al anunciar el hasta ahora canciller federal y líder conservador Karl Nehammer el final de las conversaciones y su dimisión como jefe de Gobierno y jefe del partido.
Perfil bajo
El propio Kickl, quien en los últimos meses había mantenido un perfil bajo, dijo anoche en un mensaje en Facebook que su partido es «el único factor estable» en la política del país centroeuropeo.
Además, afirmó que su partido no es responsable de la pérdida de tiempo y las condiciones caóticas que se suceden ahora tras el fracaso del tripartito.
La «primera obligación» es ahora con la propia población de Austria, dijo Kickl, quien promueve una política de mano dura con la inmigración.
«Me atengo a lo que siempre he dicho: primero el pueblo y luego el canciller», concluyó el líder del FPÖ.