Cuesta resistirse a revivir la infancia. Quim Arumí procura el hechizo con piezas que él mismo fabrica y que remiten a los juguetes de Exin Castillos, todo un clásico que causó furor en los años 70 y 80 del siglo pasado. Se encarga de idear, producir y vender maquetas y accesorios bajo el sello de NG Castillos, que mezcla la morriña por las horas trasteando con los prototipos de la mítica marca juguetera fundada en Barcelona en 1951 y el pasatiempo de edificar miniaturas.
“Intento no aficionarme demasiado, porque debo trabajar con ello. Pero los juegos de construcción enganchan mucho, en el buen sentido de la palabra”, constata Arumí, entregado desde hace una década a satisfacer los deseos de coleccionistas y apasionados por el modelismo. Él los llama “constructores”. De hecho, cuenta con no pocos clientes a los que los palacios de plástico que los fascinaron en la niñez les despertaron la vocación para convertirse en arquitectos e ingenieros.
“Me dejé asesorar por ellos, también por gente que quizá no tiene estudios avanzados, pero posee mucho conocimiento del juguete”, comenta Arumí. Todos ellos pertenecen a la Asociación Exin Castillos & West, que articula el fenómeno fan por un juego anclado a la memoria sentimental. Es “una fuente de asesoramiento técnico” para NG Castillos, reconoce su creador. «Muchos son mayores de 50 años, les encantaba el juego y lo han hecho servir como una afición que trasciende a la infancia», observa.
Ocho miembros de la entidad -siete de ellos repartidos por España y uno afincado en México- se dedican a validar cada novedad. Desde los diseños de los castillos a la producción de piezas para edificarlos.
A los artículos en la estela de los viejos Exin, Arumí suma una línea propia compuesta por 1.000 tipos de piezas elaboradas con impresión 3D. Forman un surtido variopinto de puertas, ventanas, cúpulas, tejados, arcos, rosetones, almenas y arbotantes, de estilo clásico al moderno, pasando por el románico, el gótico o el mudéjar, entre otros. Cabe también la posibilidad de personalizar complementos al gusto del comprador.
NG Castillos surgió para saciar el apetito de los devotos de la histórica marca y el miniaturismo, capaces de pujar en subastas por figuras descatalogadas. “Nuestro objetivo no ha sido copiar a Exin, sino que las piezas que hacemos sean de medidas compatibles con sus modelos. Hace 10 años, solo se encontraba material en webs de segunda mano, por precios que podían ser hasta 10 veces superior al que ofrecemos por piezas a granel”, estima Arumí. Calcula que unos 4.000 clientes le han comprado alguna vez.
El Cinexin revive
En paralelo, la marca Exin ha vuelto a las jugueterías. De momento, ha reaparecido con un juego de mesa, Exin Fiesta, primera incursión de regreso a las tiendas antes de comercializar de nuevo los dos productos estrella de la casa. Sus responsables planifican que el Cinexin vuelva a la venta en 2025 y que la reedición de Exin Castillos se lance en unos dos años.
El empresario Javier Conill, que fue socio fundador de las jugueterías Imaginarium, se ha enfrascado en el relanzamiento del sello, que lideró la industria juguetera en España entre el tardofranquismo y los primeros años de democracia. “Exin es una marca con valores muy fuertes, arraigados y diferenciadores. La educación con producto tradicional se está poniendo de moda frente a las tablets o los ordenadores. Ahí aportamos mucho”, valora Conill.
La empresa renacida concibe que el próximo Exin Castillos evoque a la imagen original. En ese sentido, Conill subraya el tirón nostálgico del juego: “Ya soy abuelo y jugué con Exin, mis hijos también lo hicieron y me gustaría que mis nietos jugasen con Exin y compartirlo con ellos. Crea reunión familiar, que se ha ido perdiendo, y valores que retrotraen a los adultos a su infancia y los quieren transmitir a los hijos”.
El gancho del pasado
Arumí admite que la fascinación por recuperar los Exin seduce a nuevos aficionados ya bien entrados en la vida adulta. «Los hay que nunca los habían tenido, los querían y, ahora que los pueden comprar, los disfrutan. Otros quieren dedicar tiempo a un nuevo ‘hobby’ y lo prueban porque guardan buen recuerdo de cuando jugaban de pequeños», distingue.
Además de proveer material para recreaciones de catedrales y palacios con detalle y cajas con centenares de piezas, el catálogo de NG Castillos incluye formatos asequibles con los que introducir a nuevas generaciones en el entretenimiento para que no vuelva a decaer. «Nos interesa mucho crear afición. La única forma es haciendo modelos atractivos, pequeñitos, para que los niños jueguen a partir de los 6, 7 u 8 años«, plantea.
Por su parte, Conill planea un Exin Castillos “pensado para los niños, porque los juguetes son básicamente un producto infantil”, pero que facilite que “el padre, incluso el abuelo, puedan jugar con el niño y conectar”. En todo caso, aprecia que la clientela adulta de la industria juguetera “está creciendo muchísimo”, propulsada por el recuerdo y el coleccionismo. “Cada vez se compran menos juguetes a los niños o entran a una edad más temprana en los productos tecnológicos -analiza-. Se compensa mucho con los mayores que quieren jugar. Es un nicho cada vez más grande, hasta el punto que quizá lo sea tanto como el infantil en el futuro”.
Arumí detecta un «factor nostálgico» que lleva a padres a los que les chiflaba montar castillos a regalar un set a sus hijos. «No funciona si al niño no le gustan los juegos de construcción -advierte-. Pero detectamos que les gustan mucho y, además, los castillos nunca pasan de moda. Ahí están ‘Juego de Tronos’ y ‘El Señor de los Anillos'». A su vez, destaca que es un juego apto “para todas las edades”, que potencia «la motricidad, la percepción, el uso de la geometría y las matemáticas». «Y aparte está la satisfacción de acabarlo. Eso vale para construcciones sencillas como para las que se exhiben en exposiciones, e igual para pequeños que para mayores”, remata.