Los derbis son calientes en España, en Italia y en cualquier parte del mundo independientemente de la categoría de los equipos. Ahora bien, un Roma-Lazio es de los que tiene un punto extra de picante. 

La temporada de la Roma está siendo mala, muy mala, con dos cambios de entrenador incluidos. Es ahora con Claudio Ranieri cuando por lo menos en casa se empiezan a ver brotes verdes. Con 15 puntos menos que la Lazio antes de empezar el derbi, lo único que valía era ganar para dar una alegría a los giallorosso. Así fue. 

Aunque el partido estuvo marcado por los piques entre jugadores y las diez cartulinas que tuvo que sacar Pairetto. Especialmente en la segunda mitad hubo entradas duras y empujones. Un protagonista habitual como Leandro Paredes no falló a la cita, y provocó a Boulaye Ba, que respondió con un manotazo en la cara que le pudo costar la roja, pero acabó en amarilla.

Pero el lío de verdad llegó en el descuento cuando alguien del banquillo de la Roma lanzó un balón al campo para impedir el avance de un jugador de la Lazio. Acto seguido justo en esa zona del campo Hummels hizo una falta sobre Taty Castellanos al borde de la línea de banda y explotó el caldo de cultivo que llevaba tiempo cociéndose. 

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Hummels y Castellanos se agarraron de la camiseta a la altura del cuello, el alemán acabó en el suelo y de golpe entre jugadores de uno y otro equipo y miembros del staff se formó un corro de unas 30 personas con empujones, miradas desafiantes y gente cayéndose por el suelo. Taty fue el único que vio la roja directa, pero si se analiza bien todo lo que pasó podría haber caído alguna más. 



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