Transición frustrada en Venezuela

El 28 de julio el pueblo venezolano envió un mensaje alto y claro al mundo. Las urnas evidenciaron la transición que la mayoría social anhela. Más de 40 puntos de diferencia entre la victoriosa oposición y el oficialismo no dejan lugar a dudas. Cuatro millones más de votos que los obtenidos por el chavismo son prueba del fraude electoral que pretende consolidar Nicolás Maduro. Pero el presidente autócrata no está dispuesto a reconocer lo que los ciudadanos demandan y expresan a través de los votos. Las tiranías son así. Despóticas hasta a la hora de reconocer unos resultados que la propia Comunidad Internacional da por probados, y que la oposición demuestra enseñando sus actas electorales; las mismas que el oficialismo esconde. Por eso la transición no será tal; y el próximo 10 de enero Maduro seguirá controlando un país cargado de recursos y posibilidades, pero sumido en la más absoluta miseria por la gestión errática y tiránica de una cornucopia del poder que incluye también a los militares, quienes nunca se atreverían a dar un paso al frente y forzar el cambio de Gobierno por dos razones principales. Primero, porque el poder de los generales ha ido en aumento con el control de los cuarteles y las prebendas que continúan recibiendo del régimen. En segundo lugar, porque, hoy por hoy, no cuentan con el apoyo logístico o militar de potencias claves en la región, como Estados Unidos.

Fuente