En helicóptero, en dromedario, en tren, en coche eléctrico, en velero, a caballo y, cómo no, en carroza. Sus majestades los Reyes Magos de Oriente cumplen puntuales con la infancia de España este domingo 5 de enero, una cita que ni la lluvia ha conseguido frustrar.
La agenda de sus altezas reales estaba a rebosar, y eso que el sábado ya visitaron muchas ciudades y pueblos para evitar que las lluvias aguaran el encuentro con las niñas y los niños que llevaban un año esperándolos.
Para llegar a todas las citas agendadas, Melchor, Gaspar y Baltasar han utilizado diversos medios de transporte. Un helicóptero les ha acercado a Logroño, donde han aterrizado un año más en el estadio de Las Gaunas bajo la atenta mirada de más de 13.000 personas.
Con cinco minutos de retraso sobre la hora prevista llegaba a las 11:05 horas a Vitoria el ‘tren especial Reyes Magos’, acompañados por carteros reales y un tractor cargado de regalos.
En la cercana San Sebastián, sus majestades utilizaron un Rolls-Royce descapotable para desplazarse por todos los barrios de la ciudad.
Un velero de época ha sido el medio de transporte elegido para arribar a Palma de Mallorca, donde han tocado tierra alrededor de las seis de la tarde.
Anteriormente, a primera hora de la tarde, iniciaban uno de los recorridos más especiales de la jornada: la cabalgata por los municipios de Valencia afectados por la dana del pasado octubre.
Sus altezas reales han repartido turrón, chocolate, roscón, caramelos y juguetes en el Camí Reial de la comarca de L’Horta Sud, que pasa por siete municipios damnificados por las riadas: Llocnou de la Corona, Sedaví, Benetússer, Alfafar, Massanassa, Catarroja y Albal.
Concienciados por los efectos del cambio climático, Melchor, Gaspar y Baltasar han optado por una comitiva de vehículos eléctricos en Granada, donde tienen previsto repartir nada menos que 16.000 kilos de caramelos.
A pesar de la apretada agenda, los magos de Oriente han querido dedicar un rato a visitar por primera vez La Alhambra, para sorpresa de los turistas. Una vez allí, han subido a la afamada Torre de la Vela para divisar las casas en las que esta madrugada tendrán que repartir los regalos.
Muy cerca de allí, en Málaga, la ciudadanía comentaba que Baltasar se daba un aire a Mansour Konte, el joven de 18 años de Guinea-Conakri que llegó a España en cayuco y se convirtió en un héroe al salvar a una mujer del agua durante la dana que inundó Málaga este otoño.
No sólo la infancia tiene ilusión por ver a los Reyes Magos. En Almería, los mayores de la residencia Santa Teresa Jornet de la Cañada han compartido un rato con ellos, en el que han cantado villancicos y comido caramelos.
Pese a la lluvia, sus majestades han llegado a Zamora a caballo, mientras que han elegido a los dromedarios para alcanzar Pamplona.
El fuerte viento ha entorpecido un poco sus planes en Cantabria, pero no ha doblegado su voluntad de encontrarse con los más pequeños.
En Santander se han introducido cambios en la cabalgata para adaptarse a las condiciones de fuertes rachas de viento, tanto en lo relativo a elementos decorativos de las carrozas como al recorrido de los pasacalles. Y en Astillero harán el recorrido a pie porque el viento ha destrozado las carrozas.
Un barco, un ave y una tortuga son los medios de transporte por los que se han decantado los magos para recorrer las calles del centro de Madrid, donde este año querían homenajear al agua, el aire y la tierra con el objetivo de lanzar un mensaje a favor del cuidado del planeta.
Por cuarto año consecutivo, el atractivo del rey Gaspar ha levantado pasiones en Madrid, mientras que en Pamplona el mismo rey parecía darse un aire con el exárbritro Undiano Mallenco, cosas de la magia.
En la ciudad condal, la cabalgata ha comenzado unos minutos más tarde de lo previsto porque sus altezas reales han llegado de forma excepcional en carros tradicionales de caballos. Allí, han rendido homenaje al Metro de Barcelona con una carroza que se inspira en los modelos más modernos del suburbano.
Jornada ajetreada para Melchor, Gaspar y Baltasar porque, concluidas las cabalgatas, aún tienen por delante una madrugada de intenso trabajo: asegurarse de repartir hasta el último juguete.
Son conscientes del reto, pero luego vendrá el merecido descanso. «Es verdad que luego nos cogeremos una semana de vacaciones», confesaba Gaspar en Pamplona.
