“Un momento de peligro histórico: a 90 segundos para la medianoche”. Es lo que marca desde enero de 2024 el Reloj del Apocalipsis, un tictac simbólico que desde 1947 gestiona la junta directiva del Bulletin of the Atomic Scientists (Boletín de Científicos Atómicos) de la Universidad de Chicago. En este minutero, la medianoche representa la «destrucción total y catastrófica» de la humanidad. A la amenaza nuclear se ha unido el cambio climático y el desarrollo de tecnologías capaces de asestar un daño irreparable. “El reloj del Apocalipsis no ha estado nunca tan cerca de medianoche”, advierte Dan Smith, director del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), en una entrevista con El Independiente.
El Reloj actualizará su hora en unas semanas pero Smith, con sus cuatro décadas dedicadas a investigar sobre conflictos y paz, no se sorprendería si el tictac se sigue acercando hacia el abismo de la medianoche. Formado en Cambridge, fue presidente del Grupo Consultivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Consolidación de la Paz y desde hace una década dirige el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), uno de los mejores think tanks del mundo en el estudio del gasto militar, la industria armamentística, los conflictos y la seguridad internacional.
Pregunta.- Acabamos 2024 con la caída de Bashar Asad, un acontecimiento de trascendencia para Oriente Próximo…
Respuesta.- Hoy sabemos que la razón por la que que Abu Mohamed al Jolani decidió que el HTS debía atacar es porque Asad se había debilitado enormemente; Rusia está distraída e Irán se halla bajo sus propias presiones, por lo que los principales partidarios de Asad tienen otros asuntos y parece que al ejército sirio no le quedaba voluntad de luchar. Ante nosotros hay un país en ruinas con una experiencia dictatorial que ha marcado sus últimos 60 años. Más allá del caos y el desplazamiento de la mitad de la población, muchos en el extranjero, será un verdadero reto celebrar unas elecciones realmente bien organizadas, seguras y justas a mediados de este año. Así que es posible que haya un gobierno de transición más largo y creo que todos sabemos y en parte tememos que los gobiernos de transición a menudo resultan ser bastante largos. Las pruebas de Idlib parecen contradictorias. Al Jolani ha adoptado en cierto modo un enfoque pragmático y lo que en Occidente se denomina moderado y, por otro lado, hay informes sobre la represión de personas en Idlib. No sabemos realmente cuál será la dirección de HTS en Siria. La principal necesidad es establecer buenas relaciones con los estados árabes y con Occidente para conseguir recursos con los que empezar a comerciar y tener algún tipo de construcción de normalidad para la gente.
Irán debe decidir si recalibra su apoyo a Rusia en Ucrania tras el fiasco de Siria
P.- Hay quien ha establecido cierto paralelismo en los retos con Libia…
R.- Es cierto que hay múltiples actores: las fuerzas kurdas, el Ejército Nacional Sirio respaldado por Turquía en el norte, un grupo occidental mucho más pequeño en el sureste. El paralelismo con Libia está pero hay que evitar la guerra y el caos que de ello se deriva. Se necesitará una gran visión política y liderazgo para construir un nuevo Estado sirio. Es un reto enorme. HTS era el Frente Al Nusra, y sus raíces son yihadistas pero existe la posibilidad de Al Jolani quiera moverse hacia posiciones más moderadas y realistas. Simplemente no lo sabemos. Es una de las preguntas. La otra es qué sucederá con las fuerzas extranjeras que se han movido por Siria hasta ahora.
P.- El final de Asad ha sido un revés para Irán y Rusia…
R.- Absolutamente. Apoyando a Siria, Rusia e Irán y también Hizbulá estaban en una posición de mucha mayor ventaja para influir en los acontecimientos regionales y creo que eso se ha desvanecido y que el aura de la inevitabilidad de su influencia en la región se ha evaporado. Así que creo que esto debe cambiar claramente las cosas para el pueblo sirio y para la región. Aunque Rusia había reducido significativamente sus fuerzas en Siria en comparación con 2015 y 2016, Putin prometió respaldar a Asad y una década después Asad ya no está. Es un fracaso. En el caso de Irán, será interesante ver qué cálculos hacen ahora sus líderes. ¿Siguen tan comprometidos con el apoyo a Rusia en Ucrania o prefieren retirarse un poco?
Desde el punto de vista de Putin, Siria que había sido importante se convirtió en incidental
P.- ¿Cuál será ahora la estrategia de Rusia?
R.- Rusia simplemente está centrada en otras cosas ahora y Putin se quitará esto de encima. No es una derrota. Rusia está absorbida por la guerra en Ucrania en un grado realmente profundo, que marca su posición en el mundo, la cohesión de su propia sociedad, su economía y su futuro a largo plazo en términos de su relación con China, por ejemplo. Todo está ligado a la guerra en Ucrania. Desde ese punto de vista Siria que había sido importante se convirtió en incidental.
P.- ¿Cómo va a afectar esta salida de escena de Rusia en Siria a la invasión de Ucrania?
R.- No hay un significado directo en términos de fuerza militar, pero sí un claro significado simbólico. Irán debe decidir si ajusta o recalibra su apoyo a Rusia en Ucrania. No creo que abandonen por completo, pero tal vez comprometan menos recursos.
P.- Al calor de la guerra en Ucrania, Europa debate sobre el aumento del gasto militar…
R.- En 1983, al comienzo de lo que entonces se llamó la nueva escalada de la guerra fría, el porcentaje de la producción económica mundial gastado en el ejército era del 4,3%. Y en 1963, justo el año después de la crisis de los misiles cubanos, era del 6%. Traje esas cifras porque creo que sugieren que no estamos en el pico de gasto militar todavía. Probablemente vamos a ver más aumentos. Y en Europa, a pesar del hecho de que las economías están creciendo muy lentamente, se gastará más en el ejército y el porcentaje de media llegará al 3% y puede que incluso más allá en los próximos años. De momento, no hay señales de un final de la contienda. Resulta posible que el agotamiento ruso y ucraniano provoque algún tipo de acuerdo provisional, hacia finales de 2025 o principios de 2026, en parte forzado por la presencia de Donald Trump.
P.- El futuro de la guerra de Ucrania y del apoyo de la UE comienza a mostrar fisuras…
R.- Pero no es tanto fruto del agotamiento como de las divisiones internas y la desunión política más amplia dentro de los diferentes países. Me refiero a la situación en Alemania, Francia. No se trata sólo de que Hungría, Eslovaquia o Rumanía se vuelvan contra la mayoría de la UE. Es que esa mayoría está resultando ser muy frágil. Ucrania se encuentra en una situación cada vez más vulnerable. Por otra parte, Rusia se ha comprometido profundamente en la guerra y es extremadamente difícil para su liderazgo tomar una decisión diferente.
Uno de los mayores retos para Europa es cómo convivir con Rusia
P.- Usted procede del norte de Europa, que desde 2022 ha roto su neutralidad para sumarse a la OTAN. ¿Cómo recomponer la relación con Rusia?
R.- Ésa es la gran pregunta a la que nadie en este momento tiene una respuesta real. Pase lo que pase, uno de los mayores retos para Europa en términos de seguridad es cómo convivir con Rusia. Y eso no significa necesariamente una reconciliación de algún tipo sino establecer una relación pragmática. En el pasado el marco se construyó en primer lugar en la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa para que hubiera un medio de gestionar la relación y evitar los peores peligros. Tenemos que volver en esa dirección. Deberíamos estar hablando de relaciones pragmáticas en lugar de sobre la reconciliación.
P.- El de 2025 es un mundo en guerra, desde el conflicto sirio al palestino-israelí y el ucraniano. ¿El horizonte es seguir alimentando la escalada militar sin fin?
R.- Has mencionado tres guerras pero hay otras 50 en curso al mismo tiempo. En el caso de España, tiene la escalada entre Marruecos y Argelia, que continúa debido al conflicto del Sáhara Occidental. Es una situación muy inestable y con múltiples dimensiones. La relación con Rusia es un gran desafío, porque también existe la capacidad política en muchos otros países, en parte generada y exacerbada por la rivalidad entre las grandes potencias, y en parte autónoma, que ocurre de todos modos y que a veces es explotada por las grandes potencias. Esa inestabilidad es en parte impulsada por problemas sin resolver de la época colonial.
Pero también está impulsada por una creciente crisis ecológica en la que el cambio climático es la parte más obvia, pero no la única. Hay otros componentes: la seguridad alimentaria está en entredicho, la mitad de la población mundial se dirige hacia la escasez de agua y la biodiversidad está colapsando de una manera que va a ser bastante catastrófica para las comunidades. Esto genera inestabilidad, genera movimientos de población, genera debilidad estatal y todo tipo de problemas. Está la rivalidad entre las grandes potencias y las rivalidades geopolíticas regionales. Así que sí, este es un mundo complejo y difícil. Estoy bastante seguro al decir que este es el período más peligroso que he conocido en mi vida, que se remonta antes de la crisis de los misiles cubanos. Así que estoy diciendo algo realmente muy serio. Otros muchos observadores piensan lo mismo.
El Reloj del Apocalipsis del Boletín de Científicos Atómicos está más cerca de la medianoche de lo que ha estado nunca y me pregunto si puede acercarse cuando hagan la evaluación de nuevo ahora en enero. Estamos en un momento muy difícil. Lo que me parece alentador es que ya hemos estado en algún lugar como este y que tenemos temas en los que creo que cualquiera puede ver que necesitamos cooperación internacional: la crisis ecológica, el riesgo de pandemias, las cuestiones comerciales, la delincuencia internacional, por no hablar de los conflictos violentos. Simplemente tenemos que gestionarlos mejor. Así que necesitamos prácticas más inteligentes. El enfoque que se centra en una definición estrecha del interés nacional se está volviendo francamente ridículo.