La Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística permite ver la evolución de la tasa de paro en cada una de las comunidades autónomas desde 2002. Hay datos oficiales, por tanto, de los últimos 23 años. Casi un cuarto de siglo en el que la ratio de desempleados se situó en Canarias por debajo del 10% en una sola ocasión. Una sola vez en lo que va de tercer milenio. Fue en el segundo trimestre de 2007, cuando la tasa de paro se redujo en el Archipiélago al 9,87%. Las Islas, y España en su conjunto, disfrutaban entonces, y sin saberlo, de la recta final de la burbuja inmobiliaria. Nadie, o casi nadie, se imaginaba lo que estaba por venir a la vuelta de la esquina. A finales de 2007 comenzaría la Gran Recesión (2007-2014) con aquel primer capítulo de las hipotecas subprime o basura en los Estados Unidos. Una profunda crisis que llegó a disparar la tasa de paro en la región hasta un exorbitante 34,76% en el tercer trimestre de 2013. Aquella fue la primera y única vez que el desempleo atrapó a un porcentaje tan alto de personas en edad y disposición para trabajar. Ahora, once años después, el mercado laboral atraviesa en la Comunidad Autónoma un ciclo virtuoso al calor de una industria turística reforzada tras la superación de la pandemia de la covid. Nunca hubo una población activa –gente ocupada y en condiciones de ocuparse– tan numerosa; nunca hubo tantos trabajadores; y nunca hubo tantos empleados afiliados a la Seguridad Social. Pero la tasa de paro ronda el 14% –14,4% en el tercer trimestre de 2024 a la espera de la EPA del cierre del pasado año–. El mercado laboral isleño se muestra así incapaz de repetir aquel hito de mediados de 2007, incapaz de llevar la ratio de desempleados por debajo de los dos dígitos. Por debajo del 10%. ¿A qué se debe este aparente contrasentido?

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