Louis Braille no nació ciego. Fue en un accidente a los tres años en el taller de su padre, fabricante de arneses y monturas para caballos, cuando se hirió el ojo con una lezna y perdió completamente la visión. Sus padres se empeñaron en que recibiese una educación, en una época, principios del siglo XIX, en la que los afectados por esta condición quedaban relegados a la mendicidad.

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