Un hombre dejó recientemente atónita a la policía romana al ser descubierto con más de 300 fotografías de mujeres muertas, todas ellas robadas de los cementerios de la ciudad; no se ha sabido bien por qué. Un ciudadano búlgaro de 64 años, fue arrestado por hacerse pasar por turista y comprar en tiendas de lujo utilizando billetes de 500 euros falsos. Le han llamado ‘el turista estafador’, ya que además habría engañado a decenas de comerciantes (al parecer, también por la buena la calidad del dinero falsificado, que burló diversos controles), mientras que nadie, de momento, ha tenido el atrevimiento de hacer uso de ingeniería verbal con el necrofílico.
El telón de fondo es la marea de informaciones sobre delitos curiosos y excéntricos que inunda últimamente la prensa romana. Coincide con el jubileo, ese peregrinaje masivo de fieles convocado cada 25 años por los Papas. Lo oficializó Bonifacio VIII en el siglo XIV y ahora Francisco ha decidido que se llevará a cabo hasta noviembre de 2025. La cita, que (para los católicos) se supone un momento de redención y la indulgencia plenaria, es también vista por algunos como un gran negocio. Criminales y pseudocriminales, incluidos.
De ahí la alarma en la capital de Italia. Tanto es así que el Ministerio de Interior ya ha decidido despegar 700 agentes adicionales al día hasta el cierre del evento. Aunque los fiscales también están preocupados. En concreto, el de Roma, Francesco Lo Voi, y su segundo, Stefano Pesci, han dicho que sus despachos necesitan los 200.000 trabajadores que prevén los protocolos y aún no han llegado. «Estamos ya al límite y con Jubileo la situación se agravará», ha explicado Pesci. «Llegarán muchísimos turistas que, se sabe, atraerán a los profesionales del crimen callejero», ha añadido.
Las obras
La situación no solo inquieta a los jueces. El centenar de obras aún en marcha para embellecer Roma en ocasión del jubileo también están en el punto de mira. Y la razón no son solo las investigaciones por presuntas infiltraciones de la criminalidad en las contratas públicas (500 millones de euros para proyectos de restauración y mejora de infraestructuras). Hay también otro problema: por las obras, desde enero de 2024 hasta noviembre pasado, el número de incidentes laborales se disparó a más de 3.000 y los investigados por violar las normas de seguridad en áreas de construcción han sido alrededor de 3.700.
El papa durante su mensaje de Navidad en la plaza San Pedro. / EFE
Dado el peculiar carácter de los italianos —que sin duda tienen muchos vicios, pero también son unos verdaderos expertos en cosas eclesiales—, todas estas inquietudes no parecen, en cualquier caso, infundadas. Los precedentes se encuentran en el anterior jubileo de 2000, que también era de carácter ordinario (los papas también tienen la facultad de convocar jubileos extraordinarios, sobre temas específicos). La prueba está en que, en aquella época, la discusión incluso acabó en el Parlamento, donde se llegó a debatir sobre el sospechoso aumento de jóvenes, procedentes entonces de Rumanía y Ucrania, que llegaban en autobuses a Roma para luego aparecer en prostíbulos o ejerciendo la prostitución en las calles
Histeria
Es irónico si se piensa que los papas salvaron el Coliseo de la rapiña y el derrumbe al declararlo lugar sagrado en el siglo XVI dentro del negocio del jubileo. Pero también llama la atención que, en verdad, Roma es una ciudad bastante segura, en la que el ciudadano de a pie vive con tranquilidad en la gran mayoría de los barrios. La percepción es otra historia, claro.
Lo ejemplificaba el otro día un artículo de una página y avance en la portada que apareció publicado en el diario romano ‘Il Messaggero’. En él se contaba, con exagerada preocupación, que la última tendencia es robar y hurtar móviles en los transportes públicos. «Estaba jugando a Candy Crash cuando me pasó», relató una joven al diario. «En la vigilia del jubileo, la última moda es el ‘snatch and grab’, como en Londres», se reconocía en el subtítulo, también dedicado a esta técnica de robo que consiste en hurtar un objeto (de manera furtiva y sin violencia) y salir corriendo. Lo de toda la vida en muchas ciudades europeas, en síntesis.
Sea como fuere, sí hay delitos que están dando más trabajo a las fuerzas del orden, en coincidencia del jubileo. Por ejemplo: un total de 1.100 han sido los pisos turísticos de alquiler breve multados por diferentes irregularidades fiscales, y 200 han sido considerados completamente abusivos y fueron cerrados (de 3.000) en los primeros nueve meses del año, según ha informado recientemente la policía.
Por no hablar de las increíbles subidas de precios de los menús de bares y restaurantes. «Un café o botella de agua pueden llegar a costar 4 euros, un 300% más que el precio medio«, denunciaron dos de los grandes sindicatos de Italia, CGIL y UIL, en una carta enviada en noviembre al alcalde, Roberto Gualtieri. Dudashay sobre si estas quejas tendrán algún efecto.
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