Carlos Cuerpo cumple un año en el Consejo de Ministros tras suceder en el cargo a Nadia Calviño, y el primer aniversario está marcado por el enfrentamiento abierto con Yolanda Díaz, que ha endurecido sus ataques contra el titular de Economía a cuenta de la reducción de la jornada laboral. La vicepresidenta segunda ha expresado en los últimos días su irritación con el dirigente socialista y no ha dudado en compararlo con su antecesora, con quien escenificó todo un rosario de choques y desencuentros dentro del anterior Gobierno de coalición.
El malestar con Cuerpo lleva semanas instalado en el Ministerio de Trabajo, donde afean al titular de Economía lo que consideran un boicot interno de la medida estrella de la líder de Sumar, que hizo pivotar su acuerdo con el PSOE para gobernar juntos en la reducción de la jornada laboral. El enfado es tan patente que en el departamento de vicepresidenta segunda equiparan directamente al actual ministro con Calviño, que abandonó el Gobierno para presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI). «Él lleva deportivas y puede parecer que es otra cosa, pero es igual que ella, son lo mismo«, afean.
Acusan a Cuerpo, al igual que hicieron en su día con Calviño, de alinearse con el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, que en noviembre se levantó de la mesa de diálogo sobre la reducción de jornada. Ya en verano la titular de Trabajo dio por cerradas las conversaciones ante la falta de disposición de los empresarios para aprobar la medida en 2024 y cumplir así el acuerdo de Gobierno de coalición. Finalmente, Díaz se avino a mantener la negociación tras las presiones del PSOE para intentar atraer el apoyo de la patronal. El papel de los empresarios estos meses han desembocado en el retraso de la iniciativa estrella de Díaz, que se aprobará un año después de lo previsto.
Choque por la reducción de jornada
Ahora, ha sido Cuerpo el que ha propuesto una aplicación gradual de esta reducción de jornada a 37,5 horas frente a las 40 actuales, además de plantear un plan de acompañamiento y ayudas a pequeñas y medianas empresas para su implementación. Díaz ofreció un plan similar a los empresarios cuando estos se sentaban en la mesa de negociación, pero retiró la oferta cuando se descolgaron del acuerdo. En el acuerdo firmado con los sindicatos no constan estas ayudas, y la titular de Trabajo ya ha avanzado que no está dispuesto a rescatarlo.
«Es muy grave que el ministro quiera modificar un acuerdo ya cerrado con los sindicatos«, criticó la vicepresidenta este jueves, en una entrevista en RNE. «Esto es muy grave y esto no va a pasar, se lo digo yo», avanzó. «»Lo que [Cuerpo] ha remitido al Ministerio de Trabajo es que se posiciona del lado de la patronal y quiere retrasar la entrada en vigor«, denunció.
En su ofensiva, Díaz ha entrado de lleno en el ámbito personal, después de que la dirigente de Sumar defendiera que negarse a rebajar la jornada «es casi de mala persona», en unas palabras que cayeron como un jarro de agua fría al departamento de Cuerpo. Desde economía desmintieron a Díaz y aseguraron que la reducción también es para ellos una «prioridad», pero que había que adaptarlo a la «realidad parlamentaria», lanzando un reproche velado, y que la propuesta firmada a finales del año con los sindicatos no cuenta con una mayoría en el Congreso que permita aprobarlo, ante el rechazo de PP y Junts.
El choque entre Díaz y Cuerpo por la reducción de jornada se extiende en los últimos días también a la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), otra de las grandes promesas de la vicepresidenta segunda que el titular de Economía ha enfriado. Este lunes, el ministro socialista pidió acompasar este crecimiento con el crecimiento de la economía, en el entorno del 3%, después de que los sindicatos hayan reclamado a Trabajo un alza de entre el 5 y el 6%, en línea con las subidas del 8% en 2023 y del 5% en 2024. La ministra de Trabajo reclamó este viernes a Cuerpo «respetar» el trabajo del comité de expertos que asesora al Gobierno y que se ha convocado la semana que viene y le ha acusado de «oponerse» a una subida «en la línea de lo que está haciendo el resto de la economía».
Equivalente a Calviño
«Ni la ministra Nadia Calviño se atrevió a tanto«, resumió, después de recordar otros momentos en que encontró resistencias de los ministros socialistas a medidas impulsadas desde Trabajo, como la reforma laboral o la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). No es la primera vez que Díaz hace referencia directa a la exvicepresidenta económica. “Yo pensé que una vez que se había marchado [la ex ministra de Economía] Nadia Calviño las cosas iban a cambiar en el Gobierno de España, pero ahora tenemos personas diferentes y los comportamientos son los mismos”, defendió el 19 de diciembre en una entrevista en La Sexta. “Nadia Calviño y Carlos Cuerpo, estamos ante lo mismo”, insistió.
Estas referencias dan cuenta de la alta tensión que habita en el Consejo de Ministros, donde se reviven los desencuentros que marcaron la anterior legislatura con Calviño y que se elevó al máximo durante la tramitación de la reforma laboral, la reforma estrella de Díaz la anterior legislatura por la que Podemos llegó a pedir una mesa de seguimiento de coalición tras denunciar en octubre de 2021 un intento de “intrusión” de Calviño en la negociación. Por entonces, Sánchez cedió anta Díaz y le concedió el protagonismo principal en uno de los grandes proyectos legislativos del Gobierno.
Aquel golpe en la mesa contó con el respaldo del partido morado, con el que por entonces compartía filas, y permitió ganar el pulso. En esta ocasión, el desafío planteado por la vicepresidenta es mucho menor, se limita a declaraciones públicas, y tampoco cuenta con el respaldo de toda la izquierda alternativa, después de la ruptura con Podemos. Sin embargo, el choque político y la confrontación con Cuerpo sí permite ahora a Díaz ganar visibilidad en un momento de especial fragilidad, con un Sumar que afronta serias dificultades para diferenciarse del PSOE y que ve en la reducción de jornada un salvavidas para recuperar el pulso.
Pero el enfrentamiento con Claviño no sólo abarcó la reforma laboral; también tuvo como protagonista la subida del SMI, donde Díaz abogaba por subir un tramo más alto y Economía una subida más moderada -una situación que se reedita ahora con Cuerpo-. También en la Ley rider, cuya aprobación sufrió un retraso de casi un año del que Díaz responsabilizó a las trabajas de Calviño, que logró limitar la reforma al reparto a domicilio y no a toda la economía de plataformas digitales, como pretendía Trabajo. Las pugnas eran también permanentes durante las negociaciones del escudo social, con diferencias sobre la aplicación de los ERTE o las medidas relativas a hipotecas durante la crisis inflacionista de Ucrania, cuando Díaz pedía congelar las hipotecas variables frente al rechazo de Calviño.