El sexo a partir de una edad parece que no existe. Apenas aparece en el cine o en las series de televisión. Tampoco se habla de ello entre los grupos de amigos y amigas, ni se menciona tanto, como algunos expertos creen que se debería, en las consultas médicas. Para aquellas personas de menos de 50 cuesta creer que su madre o su padre mantengan una vida sexual activa. Y lo mismo pasa con sus nietos, pese a que las anécdotas que surgen de los viajes del Imserso o de las residencias de mayores cuenten más bien lo contrario.
El problema es que muchos y muchas de esas personas mayores terminan por creérselo: algunos hombres dejan las relaciones en el momento en que comienzan a tener disfunción eréctil. No piden ayuda. A las mujeres les pasa lo mismo. Otras tantas piensan que, llegadas a una edad, eso del sexo ya poco tiene que ver con ellas.
«Es un problema social muy grande», asegura la sexóloga Carmela Cobo. Ella imparte talleres para mujeres del ámbito rural de la provincia de Jaén. En ellos ve cómo muchas de 60 o 70 años, «además de negarse el derecho al placer, a elegir o a informarse para tener una educación sexual», ven cómo se les niega la posibilidad de tener una sexualidad normal y corriente solo por su edad.
«El problema es que la sociedad obvia que las personas mayores, pese a no ser ya jóvenes ni tener la piel tan tersa, pueden tener sexo. De hecho, es lo más habitual del mundo. Dependiendo de cómo haya sido su sexualidad a lo larga de su vida, así seguirá siendo en la madurez. Pero hay muchos mitos, muchas creencias equivocadas y un gran tabú a la hora de hablarlo», apunta. Eso hace que el tema quede fuera hasta de consultas médicas, pese a la importancia que puede tener.
Importante para su bienestar
Las últimas encuestas que hizo el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre salud y hábitos sexuales se olvidó de preguntarles sobre su sexualidad a las personas de más de 50 años, como recuerda Iñaki Ortega Cachón, economista en LLYC. Fue algo que le contó hace tiempo la directora del Imserso, Mayte Sancho, y que pone en valor ahora en una entrevista con este periódico. Lo hace tras dirigir el V Barómetro del Consumidor Sénior.
Este barómetro, presentado el pasado mes de diciembre, mostró que cerca de dos de cada tres personas mayores de 55 años consideran que el sexo es importante para mantener una buena calidad de vida. El porcentaje de respuesta se mantenía prácticamente en todos los grupos de edad (también los mayores de 70).
«Hay más de diez millones de españoles por encima de los 55 años que consideran que no existe calidad de vida sin vida sexual», expone Ortega Cachón. Con esto, indica, queda desterrado el estereotipo de que no hay sexo a partir de una edad. «Claro que lo hay. Es muy importante», añade.
Con los años tu capacidad para tener sexo es distinta, pero no pierdes tu aptitud para sentir placer
Otro dato que dejaba su encuesta es que menos de la mitad (48%) están satisfechos con su vida sexual, muchos menos (28%) suele hablar del tema con sus amistades y algo más de uno de cada cinco (23%) dice mantener el mismo deseo sexual que cuando era más joven.
«Siempre pongo esta comparación: lo más seguro es que con 20 años hagas ejercicio o actividad física de una manera diferente a cuand tienes 60. Pues con la sexualidad igual. No puedes pretender que sea como la de veinteañera. Tu capacidad es distinta, pero no pierdes la capacidad de sentir placer. Eso permanece a lo largo de toda tu vida. Y no solo en los genitales: en tu piel entera. Tienes que darte el permiso y creerte que puedes disfrutar de una vida sexual plena», añade Cobo.
Sin educación sexual
El Barómetro también dejaba patente, como apunta Ortega, que para los hombres sénior el sexo es más importante que para las mujeres. Pero esto, según la sexóloga, tiene qué ver en gran parte con las diferencias de socialización y los distintos mensajes que se lanzan entre ellos y ellas.
Otra cuestión es cómo haya sido la vida sexual para las mujeres hasta entonces. Hace un tiempo se viralizó un corte de vídeo de una mujer mayor que, en un programa de Canal Sur, explicaba al presentador Juan y Medio que sus relaciones sexuales habían consistido prácticamente en dejarse hacer por su marido mientras pensaba en sus cosas.
Lo que parecía una anécdota graciosa era en realidad una muestra de lo que han podido vivir muchas mujeres nacidas antes de los 60 en un país en el que la educación sexual brillaba por su ausencia, en el que nadie les decía que si no sentían placer debían encontrar otras formas de lograrlo porque su salud sexual era importante.
Aunque hoy en día los y las expertas aseguren que la educación sexual sigue estando lejos de ser la adecuada, Cobo recuerda que, además de luchar por que la gente joven y sus familiares se eduquen, se debe mirar a esas mujeres «que tienen unos derechos sexuales que no se han cuidado ni respetado» y a las que «les falta tiempo».
Y en eso trabajan sexólogas como ella: en lograr que mujeres a los 70 empiecen a experimentar y a encontrar su propio placer. A que se quiten la vergüenza y se reconcilien con su propio cuerpo. A través, sobre todo, del «sentido del humor», y con la firme creencia de que nunca es tarde. Muchas lo logran.
Al final, como señala Cobo, lo único que va a provocar en el cuerpo tener una vida sexual plena es salud, autoestima y felicidad con una o uno mismo. «Solo hay ventajas», asegura. Por eso, apuesta por crear espacios de intimidad para las personas institucionalizadas. También en las residencias de mayores.