Un altar en la calle privada entre Mesa y López y Jesús Ferrer Jimeno recuerda a Lucía, Luci, la niña de 10 años que falleció la tarde de Año Nuevo al precipitarse desde la décima planta de un edificio en el que vivía junto a su padre y su hermana pequeña, de 8 años. Los vecinos se han organizado para depositar flores y velas, en su mayoría blancas, e intentar que estas no se apaguen. Es la forma en la que Madera y Corcho –pero también Las Rehoyas, donde el progenitor regenta una tienda– honra y reza a la menor. Y también la llora.

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