Mestalla comienza el año nuevo igual que lo terminó. Con otra final por la permanencia en medio de una atmósfera de máxima tensión contra Peter Lim y sus ejecutivos de València. El año ha cambiado. La situación límite no. Con el equipo en puestos de descenso a segunda división y una cuesta de enero contra rivales de entidad (Real Madrid, Sevilla, Real Sociedad y Barcelona) que asusta. 2025 es el escenario de peligro y sufrimiento al que condenó al Valencia su máxima accionista durante los últimos mercados de fichajes. El único clavo ardiendo al que agarrarse se llama Carlos Corberán. El nuevo técnico es la única esperanza real para salir de la zona roja y salvar la categoría. Sin cambios en la propiedad hasta la momento, el valencianismo se aferra al cambio de entrenador como única solución de urgencia para la supervivencia deportiva del club. Mestalla se encomienda al ‘efecto Corberán’ para continuar con vida en primera. No le queda otra.
Corberán arranca el año con la difícil misión de levantar a un equipo muerto en puestos de descenso a segunda empatado a doce puntos con el colista Real Valladolid. El de Cheste tiene por delante el complicado reto de encontrar soluciones a la crisis de fútbol y resultados del equipo y frenar la caída libre del peor Valencia de la historia con solo dos victorias (Girona y Betis) durante las 17 primeras jornadas de LaLiga y una dramática racha de 2 puntos sobre los 15 últimos que supuso la destitución de Rubén Baraja el pasado 23 de diciembre.
El destino ha querido que el debut oficial de Corberán en el banquillo se produzca contra el Real Madrid en el partido aplazado por la DANA correspondiente a la jornada 12. El encuentro contra los blancos es una primera prueba de fuego muy exigente, pero también es la oportunidad perfecta para reencontrarse con la afición y empezar a creer de verdad en la reacción. El equipo necesita encontrar su ansiado punto de inflexión y el Valencia-Madrid tiene todos los condicionantes para serlo: por el estadio, el rival y la nueva ‘era Corberán’ que empieza. Ganar al Madrid significaría recortar tres puntos a los rivales directos y quedarse a uno de la permanencia que marca el Getafe (16).
La lucha por la categoría no espera y el margen de error se reduce peligrosamente con el paso de las jornadas. Corberán está obligado a acertar con todas y cada una de las teclas que toque. Apenas ha tenido días para trabajar con el equipo en Paterna, pero su objetivo es empezar a ver desde esta noche un equipo competitivo con las ideas claras capaz de encontrar el equilibrio entre la defensa y el ataque.
Compromiso, actitud, identidad, entrega, energía, entereza, valentía… Son algunos de los valores del que espera ser un Valencia reconocible desde el primer día. Ese es el gran reto del nuevo cuerpo técnico blanquinegro. Aunque la plaga de bajas por sanción y enfermería no ayuda. Pepelu cumple castigo por su quinta tarjeta amarilla contra el Alavés, mientras que Giorgi Mamardashvili, José Luis GayàMouctar Diakhaby, Rafa Mir, Fran Pérez y Thierry Rendall se pierden el choque aplazado por culpa de las lesiones. Más difícil todavía.
El liderato y el árbitro
El Valencia mira abajo. El Real Madrid, a lo más alto de la clasificación. Los blancos tienen la posibilidad de adelantar al Atlético y alzarse con el liderato de LaLiga si ganan en Mestalla, donde solo lo hicieron dos veces durante la última década. El regreso de Vinícius Junior, baja por sanción en el último partido de 2024, es la principal novedad de Carlo Ancelotti para una visita a Mestalla que encara con las bajas de Dani Carvajal y Éder Militao, así como el descarte de David Alaba.
Otro de los focos de atención del partido, como siempre que delante está el Madrid, será el árbitro. Soto Grado ha sido el elegido por el CTA para impartir justicia. El Valencia solo ha ganado tres de los trece encuentros dirigidos por él.