Las elecciones presidenciales polacas del próximo mayo condicionarán la gestión de la presidencia rotatoria de la Unión Europea (UE) que recae sobre Polonia en el primer semestre de 2025. El primer ministro polaco, el conservador Donald Tusk, no puede permitirse perder un solo voto en esas elecciones, ya que necesita arrebatar la presidencia del país al ultraderechista Ley y Justicia (PiS), porque con su poder de veto el actual presidente, Andrzej Duda, obstruye el proceso de regeneración democrática emprendido por su Gobierno de coalición popular-socialdemócrata-liberal tras ocho años de control ultra del Estado.

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