La agencia de ayuda para refugiados palestinos planea cesar operaciones tras leyes israelíes que limitan significativamente su funcionamiento en esos territorios.
Restricciones legales limitan actividades de la UNRWA en Israel
La reciente legislación aprobada por la Knéset el pasado 28 de octubre prohíbe a la UNRWA operar en territorio israelí y también restringe cualquier contacto de las autoridades israelíes con la agencia. Estas disposiciones entrarán en vigor al finalizar un período de gracia de 90 días, el cual termina a finales de este mes.
En respuesta a estas restricciones, la agencia de ayuda ha comenzado a preparar el cierre de sus operaciones en Gaza y Judea y Samaria. Louise Wateridge, alta funcionaria de la UNRWA en Gaza, declaró al New York Times: “Si no podemos compartir esa información con las autoridades israelíes a diario, entonces la vida de nuestro personal está en peligro”.
Para llevar a cabo sus actividades, la UNRWA señala que es indispensable coordinarse con el ejército israelí cada vez que sus trabajadores entregan ayuda o se desplazan por Gaza y las regiones de Judea y Samaria. Sin embargo, esta coordinación dejará de ser posible bajo las nuevas restricciones.
Efectos inmediatos de las leyes del Knéset sobre la UNRWA
- Prohibición total de operar en territorio israelí y cese de contacto con autoridades locales.
- Fin del período de gracia de 90 días a finales de este mes.
- Riesgos para la seguridad del personal de la UNRWA por la falta de coordinación con Israel.
- Incertidumbre sobre la continuidad de servicios esenciales para refugiados palestinos.
Colapso financiero y tensiones con Israel agravan la situación
En paralelo a las restricciones legales, la UNRWA ha alertado de su grave crisis financiera. A pesar de los desafíos, algunas organizaciones humanitarias creen que la agencia podría intentar mantener operaciones en Gaza y Judea y Samaria mientras disponga de recursos suficientes para hacerlo.
La relación entre Israel y la UNRWA ha sido históricamente tensa, con acusaciones contra la agencia de perpetuar la crisis de refugiados palestinos al permitir que este estatus se mantenga durante generaciones. Sin embargo, la oposición de Israel hacia la UNRWA se intensificó tras los ataques de Hamás el 7 de octubre, cuando se descubrió que más de una docena de empleados de la agencia participaron en dichas acciones.
A lo largo del último año, revelaciones sobre la infiltración de Hamás en la UNRWA incrementaron aún más las tensiones. Israel ha buscado excluir a la agencia del esfuerzo humanitario en la región, aunque esta sigue siendo clave para muchas de las operaciones de ayuda, proporcionando refugio, alimentos y apoyo logístico a la población palestina y a otras organizaciones internacionales en la zona.
Reacciones internacionales y temores de crisis humanitaria
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, advirtieron en octubre a Israel sobre los posibles impactos de estas restricciones, afirmando que podrían “devastar la respuesta humanitaria en Gaza en este momento crítico”. No obstante, el presidente estadounidense, Joe Biden, firmó una ley en el Congreso que suspende la financiación a la UNRWA hasta marzo, con altas probabilidades de convertirse en una medida permanente bajo el control republicano en el próximo Congreso.
En el plano local, los refugiados palestinos expresaron su preocupación ante el posible fin de las operaciones de la UNRWA. Sami Abu Darweesh, residente de un campamento en Gaza, afirmó: “El mundo nos ha abandonado. No tenemos nada más que la ayuda que recibimos de la UNRWA para sobrevivir”. Por su parte, Enas al-Hila declaró: “La UNRWA es un salvavidas para nosotros y nuestros hijos, igual que lo fue para nuestros padres y abuelos”.
Impacto en servicios de educación y salud en Judea y Samaria
La agencia de la ONU administra actualmente sistemas de educación y salud que atienden a unos 900,000 palestinos en Judea y Samaria, desempeñando un “rol cuasi gubernamental”, según el New York Times. La Autoridad Palestina, con soberanía limitada en la región, ya enfrenta dificultades para manejar su sistema escolar, que incluye a 650,000 estudiantes, y sería incapaz de absorber la demanda adicional si la UNRWA cierra sus operaciones.
En el campo de refugiados de Qalandiya, Jamila Lafi expresó su preocupación ante el posible cierre de las escuelas y clínicas de la UNRWA: “Sin la UNRWA, no sé cómo sobreviviríamos”. Este escenario refuerza los temores de una crisis humanitaria si la agencia cesa sus servicios.