España se ha convertido en los últimos años en un gran centro global de reventa de gas natural, aupada por la sacudida histórica del sector por la crisis energética y por el terremoto geopolítico provocado por la invasión militar de Rusia sobre Ucrania. Con toda Europa buscando nuevos países de suministro de gas para recortar su dependencia del gas ruso, España disparó durante la crisis las reexportaciones hasta máximos históricos y se erigió en pieza clave para asegurar el suministro continental gracias a su gran red de infraestructuras gasistas. Tras dos años de récords excepcionales, el año pasado las exportaciones desde España cayeron con fuerza y se perdió más de la mitad del gran negocio de reventa de gas.

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