El tiempo es una dimensión medible, pese a cierta elasticidad que teorizó Einstein. Podemos pautarlo en magnitudes planetarias, siguiendo los movimientos de rotación y traslación terrestres. Lo relativo son las pautas y la velocidad en que las transitamos. Para mí, esta columna es la última del año, pero para ti, amable lector, es la primera que me lees en 2025. En nuestro diálogo semanal, apenas han pasado dos días, pero si viviera en Neptuno, esta comunicación duraría meses.

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