Va vestido con ropa deportiva y una gorra. En la mano derecha lleva una botella de agua. La cámara de seguridad del edificio Seximar de Almuñécar (Granada) muestra cómo Paco baja la rampa del hall de su urbanización y abre la puerta. Antes de salir, cede el paso a una vecina que acaba de llegar cargada con bolsas. El hombre la saluda y se dirige al paseo marítimo, donde cada tarde da el mismo paseo, de unos cuatro kilómetros. La grabación podría ser la de cualquier día normal en la vida de Paco, pero la de aquella tarde, la del pasado 22 de marzo, es la última imagen nítida de Paco Pérez Bedmar antes de que este jubilado, de 87 años, desapareciera de forma extraña.
Los hijos de Paco, Francisco y Sergio, creen que ese vídeo, que han enviado al canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica, «acredita que nuestro padre salió de su casa aquella tarde en perfectas condiciones físicas y mentales. La única posibilidad para explicar que desapareciera unos minutos después, en apenas 200 metros, es que alguien le hiciera algo». Sobre todo porque, a su edad, Paco, carpintero jubilado y exconcejal de Urbanismo en la localidad vecina de Maracena, estaba hecho «un chavalín», gozaba de buena salud y acudía a bailar cada sábado con sus amigos al hotel Helios. Tras enviudar, había tenido una relación sentimental con una mujer veinte años más joven que él.
En casa de la familia de Paco su ausencia duele cada día, pero se hace especialmente difícil en estas fechas. Es la primera Navidad sin Paco, el padre, el abuelo. Un vídeo de poco más de un minuto le recuerda a su nieta mayor, Ángela, lo bien que ambos lo pasaron bailando, ante la atenta mirada de sus seres queridos, en la cena de la pasada nochevieja. El último fin de año juntos.
Una discusión o un forcejeo
Nueve meses después de su desaparición, nadie ha podido explicar cómo el hombre, que salió de su casa sin teléfono, documentación ni dinero, pudo esfumarse delante de decenas de personas que, como él, caminaban aquel Viernes Santo, junto a la playa en el Paseo del Cotobro.
Por eso su familia pide colaboración ciudadana para encontrarlo, están convencidos de que «algún vecino, algún turista, alguien tuvo que ver o escuchar algo». Los hijos de Paco ruegan a quien tenga información que arroje pistas sobre lo que le ocurrió al hombre: «Después de tantas búsquedas intensivas por mar y tierra sin resultado, tenemos motivos para pensar que mi padre subió al coche de alguien conocido», apunta su hijo Francisco.
Aunque en un primer momento la Guardia Civil estableció como hipótesis más probable que Paco hubiera sufrido un accidente, el paso del tiempo y una nueva línea de investigación han descartado esa posibilidad. Francisco y Sergio lo tienen claro: «por el sitio donde ocurrió y porque tuvo que suceder en cuestión de diez minutos, mi padre se subió al coche de alguien y algo tuvo que pasar dentro de ese vehículo, suponemos que una discusión o forcejeo, y mi padre ya no salió de allí por su propio pie«, opina Francisco.
La familia de Paco lanza un mensaje a la ciudadanía: «Rogamos que si durante la pasada Semana Santa observaste algún comportamiento extraño de alguna persona relacionada con el entorno de nuestro padre, por favor llames de forma anónima a la asociación SOS Desaparecidos«.
«Se perdieron pruebas»
Los hijos de Paco lamentan que al principio de la investigación «se perdió un tiempo muy valioso mientras se pensaba que nuestro padre podía haber caído al mar, y se perdieron algunas pruebas, como las grabaciones de algunas cámaras de seguridad, que quizá hubieran ayudado a resolver el caso».
Francisco recordaba el pasado agosto en declaraciones a este medio las raras circunstancias de la desaparición: «una cámara de seguridad del hotel On Aleta Room lo captó a las ocho y media, a apenas 200 metros del punto exacto donde siempre se daba la vuelta para volver a casa. A esa hora, como se ve en las imágenes, el paseo estaba transitado. Mi padre se cruzó con varias personas que caminan tanto en su misma dirección como en dirección contraria. Además, varios huéspedes del hotel, que inauguraba temporada ese día, estaban en la terraza del bar que da justo al tramo del paseo en el que se le pierde el rastro».
Una novia y una discusión
En la tranquila vida de jubilado de Paco hubo un acontecimiento que rompió su rutina. «Había roto una relación sentimental de dos años y medio con una mujer veinte años más joven que él. Nosotros sabíamos que salía con ella, pero no la conocíamos. Ahora sabemos que un mes antes mi padre y ella tuvieron una fuerte discusión y él cortó con ella por teléfono, al parecer, porque ella estaba manteniendo una relación paralela con otro hombre o eso pensaba mi padre», asegura Francisco.
En uno de sus escritos al juez, los hijos de Paco solicitaron que la Guardia Civil tome declaración a ese otro hombre que habría provocado su ruptura sentimental, ya que, en su opinión, «no se puede descartar que esta persona quisiera hablar con mi padre para aclarar la situación y que esto ocasionara una discusión que pudo desencadenar el fallecimiento accidental de nuestro padre, que había tenido algún achaque cardiaco por problemas de tensión». De momento el magistrado no ha acordado esa declaración.
«Tenemos mucho apoyo y cariño de la gente, mi padre es muy conocido y querido, sobre todo en Maracena, donde dejó un legado imborrable como político y como persona, pero necesitamos colaboración ciudadana para avanzar en algunas pistas», señala Francisco. «Pensar en la Navidad sin él se nos hace muy duro. Parece que fue ayer cuando estábamos todos juntos, la familia reunida, cenando, riendo, felices, ni podíamos imaginar que algo así iba a ocurrir». El hombre concluye: «Estas Navidades toda la familia tenemos el mismo deseo»: volver a abrazar a Paco, bailar una vez más con él.