Todos los futuros son inciertos. Proyectarse en ellos no sirve de nada. Hay que valorarlos desde el ahora, desde el instante exacto en el que estás, verlos como puntos de fuga, como alivios de una historia que casi nunca se escribe como a uno le gustaría, siempre se tuerce algún renglón. La del Hércules, más de cien años después, continúa siendo la del insatisfecho que busca, la del que persigue un anhelo, esa del que rara vez está donde desearía, donde juraría que le corresponde. Y eso es bueno, es un motor útil que permite avanzar. Alcanzar el fútbol profesional es la meta, pero para cruzarla esta misma temporada va a hacer falta bastante más que propósitos de Año Nuevo. Requerirá cambiar algunos malos hábitos, recuperar nombres propios, sumarle otros de fuera y, en lo estrictamente deportivo, mejorar varios aspectos.
El equipo de Rubén Torrecilla progresa en la competición con paso irregular, sin alardes, sin destacar especialmente en algo, sin individualidades sobresalientes más allá de su portero, Carlos Abad, pendiente de la evolución de Oriol Soldevila, su único jugador diferente, y de la eclosión de Daniel Romera, sobre el que pesan muchas dudas, casi todas ellas físicas.
Los blanquiazules, a un punto de la promoción, están donde correspondería a un recién ascendido con peso histórico, aunque más por la depreciación del grupo con respecto al curso anterior, que por merecimiento real de aspirante al salto de categoría. El conjunto alicantino adolece de una bisoñez excesiva lejos del José Rico Pérez, le faltan alternativas ofensivas y precisa de mayor solidez atrás.
Equilibrio imposible
Tras 18 jornadas disputadas, el Hércules no logra sobresalir ni en defensa ni en ataque. En principio, es una mala cualidad, pero, a pesar de ello, continúa metido de lleno en la pelea por mejorar su estatus siendo nuevo socio de LaLiga. Significa que si logra compensar su juego positivamente en la segunda vuelta, tendrá muchas opciones de alcanzar la postemporada, su primer objetivo una vez garantizada la permanencia.
Esta es una competición en la que desciende un cuarto de los equipos en liza, lo que obliga a no dejar de mirar de reojo al retrovisor. Cualquier paso atrás después de la travesía eterna vivida en el balompié de caucho y esparto sería demoledor en todos los sentidos. Ahora son seis los puntos de distancia sobre los «condenados», un colchón generoso, aunque ni mucho menos suficiente.
Acierto al elegir
El factor corrector que suponen los mercados de fichajes en invierno también son un foco de infecciones. Los quirófanos sanan, pero si te cortan donde no deben o rechazas el trasplante, igual, lejos de mejorar, empeoras. La comisión deportiva sigue sosteniendo a día de hoy que la bonanza a corto, medio y largo plazo pasa por la incorporación de dos delanteros, preferentemente sub-23. En ese rango no hay muchos perfiles útiles en el catálogo, así que el problema no será lo que puedan aportar, sino lo que provocará la salida de los que deben abrir hueco en el plantel.
La comisión deportiva sostiene que para fortalecer el proyecto debe fichar a dos delanteros
El entrenador ya dejó claro que su hombre en punta, Dani Romera, es «intocable» para él, aunque, en última instancia, el suyo solo es un voto en la comisión deportiva que, hasta ahora, ha hecho caso a todas sus propuestas. El almeriense ha jugado cuatro ratos en la primera vuelta. Su condición física se mantiene lejos de ser la óptima, pero, incluso con ese lastre, ha sumado dos goles desde su regreso. El miedo de todos los que rodean al preparador extremeño es que su «protegido» no pueda llegar al pico, a dar ni el 80%, precisamente por su fragilidad muscular.
La sombra de tipos como Ander Vitoria, Aketxe, Acuña o Míchel Herrero oscurece algunos pensamientos, pero, de momento, el entrenador cuenta con la confianza de la familia propietaria de la SAD, que fantasea con que Torrecilla sea para el herculanismo lo que el Cholo Simeone para los atléticos.
Evolucionar
La idea de juego del técnico blanquiazul es innegociable, ha demostrado su vigencia, su validez; sin embargo, aún tiene que ser capaz de evolucionar, de adaptarse a nuevas necesidades, a diferentes estructuras. Tiene que explotar el ataque por fuera como siempre, pero sin sacrificar por ello el fútbol por dentro, donde el talento diferencial de algunos hombres, entre ellos Romera y Aranda, ha de ser determinante. Saldrá del equipo Marcos Mendes con total probabilidad, y eso ya genera cierta perturbación en un vestuario que cree en el valor de la unidad y que, a su vez, debe de madurar y tomar conciencia de que la división de las competiciones no es casual ni caprichosa, sino límites a franquear, así que o posees una velocidad más, o tu carrera nunca subirá de nivel.